
Feria de San isidro
Diego Ventura, el impacto de una figura que siempre sorprende
Buena corrida de El Capea y San Pelayo, con varios toros de notable ritmo y nobleza. Solo la efectividad de los rejones de muerte evitó un premio mayor de los jinetes

Hace una semana saltó la noticia: Diego Ventura, base de los festejos de rejones en San Isidro, caía lesionado en la plaza portuguesa de Montijo. Sin embargo, el jinete que ha rendido Madrid con 19 Puertas Grandes, a pesar de sufrir fracturas en los metatarsianos 2º, 3º, 4º y 5º del pie izquierdo, decidió evitar el quirófano y no faltar a su cita con Las Ventas. Apenas ha podido montar sus caballos antes del paseíllo, el mismo que hizo infiltrado para evitar los dolores. A estas alturas, Ventura no tiene que demostrar nada a nadie, pero ahí estuvo ese gesto.
Lo que iba a pasar después podía preverse, sobre todo después de que en el sorteo se había llevado la bolita que todos querían, esa en la que estaba anotado el número 37, el de «Listoncillo», ese toro en el que el propio ganadero había puesto toda su confianza. es que el toro tuvo mucha calidad, incluso humilló al seguir a los caballos, pero careció de chispa. Es ahí donde entró Ventura con «Nómada», dejándose llegar muchísimo a los pitones del toro en galopes de costado cada vez más lentos, más cercanos. Faena a más y el público también. Y la guinda fue con «Lío», dos quiebros aguantando el parsimonioso viaje del toro fueron soberbios, antes de que, con «Bronce», reventara la plaza con un par a dos manos sin cabezada. Cualquiera diría que Ventura estaba mermado de condiciones. El borrón fue el rejón de muerte, que tuvo efecto tardío y diluyó la posibilidad de trofeo. Una pena. Fue con «Fabuloso» con el que embelesó al quinto hasta encelarlo completamente, asumiendo riesgos, llegando mucho, y tirando de él con poder supremo. Todo esto como preparación para el lío gordo que monto con «Quitasueño», con el que hizo explotar la plaza en dos quiebros imposibles. Ceñirse más era el hule. Solo el defecto del rejón (y varios intentos de descabello sobre el caballo) evitó su vigésima puerta grande.
Tardó en definirse el primero, pero en una carrera al hilo de las tablas el buen toro mostró celo y ritmo tras la cabalgadura de Rui Fernandes, que entonces batió bien para clavar a lomos de «Dorado» y aprovechó el templado galope del toro para adornar las salidas, aunque faltó continuidad en la labor del lusitano, que quiso calentar al público con un caracoleo sobre «Pimienta», pero el rejón cayó contrario y no levantó el tono bajo de la faena. Y tuvo que poner mucho el «cavaleiro» con el soso cuarto. Sobresalió con una banderilla de poder a poder, batiendo en la propia cara del toro con «H-Quiebro» y con las piruetas sobre «Mistral» a la salida de una banderilla al quiebro a toro parado. Esta vez el rejón cayó efectivo y, con ello, la oreja.
Otra oreja cortó Lea Vicens del sexto, un toro que, como el tercero, tuvo buen fondo, pero terminó mostrando su querencia a las tablas. La amazona, suave y templada en la lidia del primero de su lote, asumió más riesgos con el que cerró plaza, con el que destacó montando a «Bético», ese veterano que es capaz de templar a cualquier toro. Tuvo que sortear los terrenos de adentro para dejar el rejón de muerte y, esta vez sí, su efectividad le permitió obtener premio con el toro ya arrastrado.
FICHA DEL FESTEJO:
Sábado 17 de mayo de 2025. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Octava de feria. Lleno de "No hay billetes".
Se lidiaron toros de El Capea y San Pelayo (1º y 3º) para rejones, serios y bien hechos. 1⁰, noble y con ritmo; 2⁰, noble, sin chispa; 3⁰, aquerenciado; 4⁰, sosito; 5⁰, noble; y 6⁰, rajadito.
Rui Fernandes, de casaca marfil, rejón contrario (ovación); y rejón efectivo (oreja).
Diego Ventura, de chaqueta burdeos, pinchazo, rejón de efecto lento (ovación); y rejón y tres descabellos desde el caballo (oreja).
Lea Vicens, de chaqueta verde, rejón trasero, aviso y cuatro descabellos (ovación); y medio rejón efectivo (oreja).
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