San Isidro

Morante corta las calles de Madrid y se lo llevan al Wellington en hombros desde Las Ventas

Delirio entre la afición al abrir la Puerta Grande

Espectacular. Inolvidable. Así ha sido la Puerta Grande de Morante de la Puebla en la Monumental de Las Ventas. Una salida a hombros que ya forma parte de la historia reciente de la plaza y que ha desatado una auténtica marea de pasión.

Miles de niños y jóvenes han saltado al ruedo, en una imagen insólita, para acompañar al maestro sevillano en la vuelta al ruedo previa a cruzar la puerta de los triunfadores. Era el preludio de lo que vendría después: una auténtica locura colectiva.

La escena se ha vuelto aún más vibrante, e imposible para los fotógrafos, cuando la Policía ha tenido que introducir caballos en la Puerta Grande para intentar controlar a la multitud. Pero el delirio era imparable. Morante, emocionado, ha sido llevado en volandas por una marea humana que ha abarrotado la calle de Alcalá.

Lo extraordinario ha llegado al prolongarse la celebración más allá de Las Ventas. Los aficionados, entregados, han cortado el tráfico de varias calles del centro de Madrid para acompañar al torero, que ha seguido y sigue en hombros camino del hotel Wellington, en plena calle Velázquez. Un trayecto convertido en una triunfal marcha popular.

Morante ha desatado la locura en una ciudad rendida a su arte y a una de esas tardes que quedan para siempre en la memoria de la afición.