Feria de San Isidro
Las Ventas inmortaliza a El Niño de la Capea con un azulejo y un homenaje multitudinario
Madrid rinde tributo a uno de los toreros más importantes del siglo XX, con un emotivo acto en la Sala Bienvenida y la colocación de un azulejo en el tendido 1
Pedro Gutiérrez Moya, conocido en los ruedos como El Niño de la Capea, ya forma parte de la galería de leyendas que decoran los bajos del tendido 1 de la Plaza de Toros de Las Ventas. La Comunidad de Madrid ha rendido homenaje este miércoles al diestro salmantino con el descubrimiento de un azulejo que perpetúa su legado en el coso más importante del mundo.
El acto, organizado por el Centro de Asuntos Taurinos y celebrado en plena Feria de San Isidro, contó con un coloquio previo en la Sala Antonio Bienvenida. Allí, el propio Capea repasó su trayectoria ante una nutrida asistencia de toreros, ganaderos y aficionados. “Mis armas eran las ganas y la verdad. Competí con figuras como El Viti, Camino o Bienvenida con el único argumento de mi personalidad”, afirmó.
El torero salmantino recordó también su vínculo con México, país en el que reinventó su tauromaquia, y se detuvo en la reflexión que mejor define su filosofía: “El misterio del toro es indescifrable. Ni como torero ni como ganadero he podido explicarme nunca por qué un toro embiste como embiste”.
Un legado de Puertas Grandes
El Niño de la Capea debutó en Las Ventas en 1971 como novillero y se despidió del mismo ruedo más de medio siglo después, en 2024. En total, sumó 35 paseíllos, 19 orejas y cinco salidas por la Puerta Grande. La más recordada, quizás, la de 1988, cuando lidió en solitario seis toros de Victorino Martín, firmando una de las gestas más emocionantes de su carrera. Este año se cumplen cuarenta años de otras dos Puertas Grandes que consolidaron su figura.
El homenaje reunió a personalidades del toreo como El Viti, Curro Vázquez, César Rincón, Roberto Domínguez o Miguel Ángel Perera, entre otros. También acudieron representantes del mundo ganadero, político y periodístico, con la presencia del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, quien subrayó que “es un acto de justicia en la primera plaza del mundo”.
Un azulejo para la historia
El descubrimiento del azulejo en los bajos del tendido 1 sitúa a El Niño de la Capea junto a otros nombres ilustres como Manolo Vázquez o José María Manzanares padre. Una forma de fijar en la memoria de la afición la figura de un torero que, con entrega, pureza y regularidad, se ganó su sitio en la historia.
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