Real Madrid Baloncesto
Las claves del Real Madrid de Pablo Laso
El manejo del grupo y la química son la base de la excepcional racha de títulos de los blancos. “Es un entrenador que maneja perfectamente la felicidad del jugador”, dice Campazzo.
El Real Madrid eliminó al Bilbao Basket en los cuartos de final de la Copa pasadas las once de la noche del jueves. El equipo llegó al hotel casi a la una de la madrugada y algunos jugadores no conciliaron el sueño antes de las tres de la mañana. El día siguiente, el viernes, en la segunda jornada de cuartos, Pablo Laso decidió dar el mediodía y la tarde libre a sus jugadores para que comieran y pasaran unas horas con sus familias. Las parejas y los hijos de la mayoría de la plantilla estaban en Málaga. Apenas 24 horas después de la tregua en la concentración, el equipo arrasaba al Valencia en semifinales. Y un día después lograban la sexta Copa del Rey en las ocho finales disputadas con el técnico vitoriano al mando de la nave blanca.
Es la consecuencia más reciente de la ejemplar gestión de la plantilla que está llevando desde hace nueve temporadas Laso en el Real Madrid. Los problemas se cuentan con los dedos de una mano: la solicitud de minutos de Reyes, la desconfianza en Mehri, gestos en algunos cambios, alguna mala cara por quedarse fuera de la lista de doce elegidos... temas menores. El caso de Felipe: “No tenía dudas de que jugaría en la Copa y lo haría bien el tiempo que fuera. Cuando te vas haciendo mayor te cuesta más coger el ritmo, pero él hace un trabajo encomiable para ayudar al equipo. Felipe se merecía un torneo como la Copa, que la gente le valorara no sólo por el torneo, también por su trayectoria”.
Uno de sus jugadores clave, el Facu Campazzo, apunta: "Es un entrenador que entiende perfectamente a sus chicos y el juego, y maneja bien la felicidad del jugador. Todos estamos contentos, ganemos o perdamos, morimos con esta identidad. Pablo saca lo mejor de cada uno». La gestión de los egos de los jugadores se ha convertido en una de las claves en la etapa más exitosa en la historia contemporánea del Madrid.
Otro ejemplo: Jayce Carroll pidió permiso las pasadas Navidades para viajar a Estados Unidos con su familia y reincorporarse unos días más tarde a los entrenamientos. Permiso concedido. Nadie en la plantilla puso pega alguna. Y si alguno malinterpreta esta manga ancha, como sucedió con Trey Thompkins el pasado verano, se le castiga y el jugador lo asume. No queda otra en un grupo en el que las victorias han servido de pegamento.
En la “era Laso” el Madrid se ha convertido en una máquina de jugar finales y de ganar títulos. Sus “chicos”, como le gusta decir al entrenador después de una gran victoria, han disputado 26 finales de 35 posibles y han levantado 19 trofeos. El “porcentaje de aciertos” remite a los años del siglo pasado en los que el Madrid de Pedro Ferrándiz monopolizaba el baloncesto español: 8 de 8 finales posibles en la Liga Endesa; 8 de 9 finales posibles en la Copa del Rey y 6 de 8 Final Four posibles en la Euroliga. Ningún club en Europa ofrece unas cifras similares en las tres competiciones más exigentes del continente.
En la construcción del equipo siempre han pesado factores que van más allá del puro talento en una cancha de baloncesto. Se ha tratado de buscar jugadores complementarios y se ha descartado a piezas que podían chirriar en un vestuario en donde mandan los jugadores nacionales. Con tipos que ya han superado los treinta y con alguno más cerca de los cuarenta, los más veteranos dentro de la plantilla han sido los encargados de transmitir la filosofía del técnico. “Estoy obligado a adaptarme a los jugadores que tengo. Por eso valoro mucho el trabajo de todo el staff. Es imposible que todos los jugadores estén contentos, pero sabemos el calendario que tenemos y la exigencia que tenemos. Siempre insisto en que tenemos que mejorar como equipo”, asegura Laso.
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