F.C. Barcelona
Los errores del Barça: de Setién, cuyo futuro está en el aire, a la directiva, pasando por los jugadores
El técnico, cuestionado por sus estrellas, está en el alambre. Se reunió con el presidente, también señalado por Messi. La plantilla envejecida, la poca aportación de los fichajes...
Se terminó la Liga para el Barcelona, que cedió su corona en una noche penosa, derrotado en su estadio por Osasuna (no perdía allí desde noviembre de 2018, 42 partidos seguidos) y habló Messi y lo puso todo patas arriba. «Autocrítica general», dijo. Y es que los errores del club/equipo este curso van de arriba abajo, por mucho que quede la Champions, una competición para la que deben resetearse, pues ahora no están en condiciones de afrontarla.
El eslabón débil es el entrenador, Quique Setién, a quien Messi mandó un par de recados letales. Hasta tres veces repitió eso de que «tiene mérito lo que ha hecho el Madrid, pero somos el Barcelona, hay que ganar en cualquier campo y no pensar en el rival». Da a entender el «10» que el mensaje que lanzó Setién el día anterior es de equipo pequeño. El entrenador cántabro dijo: «El mérito es del Madrid que ha ganado todo». No es el primer enfrentamiento indirecto que han tenido las estrellas con el técnico. Si Messi dijo que jugando así no les daba para la Champions (lo repitió el jueves), Setién le contradijo; si Luis Suárez aseguró que la Liga estaba perdida, Setién le contradijo; el uruguayo dijo también que “para algo están los entrenadores”, tras el pinchazo en Vigo después de ir dos veces por delante; parece un pulso en el que el preparador tiene las de perder. Pero tampoco él se ha hecho fuerte: insiste en que hay que mirar más allá del resultado, pero el resultado es lo que le marca y lo que le da poder para convencer a sus hombres. Y son cuatro pinchazos en diez partidos tras el confinamiento, más los de antes: en 22 encuentros: 14 victorias, cuatro empates y cuatro derrotas. La Liga que había ganado los dos últimos años, perdida; y fuera de la Copa, competición en la que ha jugado seis finales seguidas. Eso, más la molestia de algunos jugadores con las formas de su ayudante, Eder Sarabia. Y mirando más allá del resultado, tampoco ha sido brillante el Barcelona de Setién: espectacular contra el Villarreal, un buen arranque contra Sevilla y Celta y mediocridad en general. Le ha costado mucho ganar y generar ocasiones, ha vivido en el alambre y se ha terminado desmoronando. Para ver cómo está la situación después de perder la Liga, Bartomeu se reunió ayer, según informan “Sport” y “Mundo Deportivo”, con el entrenador, cuyo futuro está en el aire. Ni él las tiene todas consigo cuando respondió «espero que sí» a si estará o no contra el Nápoles en tres semanas. Tampoco es fácil un relevo ahora para afrontar la Champions: el título está a pocos partidos, pero también puede ser una bomba antes de empezar. Más barullo. García Pimienta, el preparador del filial, es una opción, pero ahora está preparando el playoff de ascenso a Segunda.
Los jugadores no deben escaparse de la crítica. Agotados físicamente, a la envejecida plantilla (siete jugadores por encima de los 30 y varios más cerca) se le ha hecho eterno el periodo post confinamiento, y en partidos cono el de Sevilla o el Atlético el apretón final, aunque fuera por ganas y por empuje, no llegó. Muchas victorias pidiendo la hora y sólo dos partidos, Mallorca y Villarreal, sacados con suficiencia. Los fichajes no han ayudado a renovar al equipo, pese a la gran inversión hecha. Esta temporada Griezmann (120 millones) se quedó en el banquillo en partidos como el de Sevilla, Vigo o el Atlético; y Júnior (18), Neto (26) y Braithwaite (18) han fallado, mientras que De Jong (75) se ha quedado a medias. Tampoco se hicieron imprescindibles el curso anterior Arthur (31), Malcom (41), Murillo, Todibo o Boateng, sólo un poco Vidal (18) y bastante Lenglet. (35, 9). Por no hablar de los Paulinho (40), Dembélé (125) o Coutinho (145). Hasta Semedo, que es titular, no convence. La directiva ha dado tumbos, desde la contratación de jugadores que quizá no eran los ideales hasta la sustitución de Valverde. Si no confiaban en él tras la debacle en Liverpool, el pasado verano era el momento del cambio, y no de forma rápida y televisada en enero. Para esto también tuvo Messi un dardo, que apunta a Bartomeu: «Desde enero hasta acá todo fue muy malo». Setién llegó a un grupo que iba líder y no sentó bien a algunos de los pesos pesados, que estaban felices con el Txingurri; y la crisis se agravó con las declaraciones de Abidal contra la plantilla, contestadas con dureza por el capitán. O por el “Barçagate”. Eran muchos los frentes abiertos. La sensación de inestabilidad sólo la paraban los goles. Pero con la Liga perdida, ya no hay red.
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