Rugby

La dura historia de Dan Palmer: “Prefería morir a que se supiera que era gay”

El jugador australiano de rugby confiesa que lloraba por las noches hasta quedarse dormido y llegó a tomar cócteles de pastillas para huir de la realidad

Dam Palmer
Dam PalmerArchivoLa Razon

No es un paso sencillo, sin embargo él cruzó la barrera del miedo y rompió con los prejuicios. Hace unos días Dan Palmer decidió dar el paso más importante de su vida. El ya retirado jugador de rugby, con una carrera que transcurrió entre 2008 y 2015, llegando a jugar un partido con los Wallabies, la selección australiana, en 2012, ha publicado una carta abierta The Sydney Morning Herald en la que narra el calvario vivido durante años para para ocultar su sexualidad.

La determinación de Palmer supone un acto de liberación para él con el que trata, además, de allanar el camino para las próximas generaciones. Años ocultándose y sintiendo miedo, demasiada carga que entiende no debe soportar nadie. En la carta, el ex jugador escribe abiertamente acerca de la homosexualidad y relata algunos de los episodios que le tocaron vivir y que no quiere que le suceda a nadie más: “Fantaseaba con desaparecer, con cambiar mi nombre y empezar una nueva vida. No exagero al decir que mi propia muerte se sentía preferible al hecho de que alguien descubriera que era gay”.

“En 2012 estaba viviendo mi sueño de infancia. Fui vice-capitán de los ACT Brumbies durante la temporada de Super Rugby e hice mi debut con los Wallabies. Mi vida consistía en practicar el deporte que amaba y viajar por el mundo con mis mejores amigo pero sin embargo era infeliz y estaba frustrado” comienza diciendo en su relato. “La mayoría de las noches lloraba hasta quedarme dormido -añade- y habitualmente me adormecía con un cóctel de opioides”.

En su carta cuenta que, después de un año frustrante de lesiones en 2013, firmó un nuevo contrato de rugby con el FC Grenoble francés y narra como su año en Francia supuso un cambio brutal en su vida. “Después de una sobredosis de analgésicos -continúa narrando en su con movedora carta- y de despertarme en un charco de vómitos, tuve claro que me estaba autodestruyendo rápidamente y que algo tenía que cambiar. Reservé un vuelo a Londres para visitar a un amigo y pedir la ayuda que necesitaba desesperadamente. Al salir de mi apartamento, verme en el espejo cerca de la puerta principal fue suficiente para hacerme llorar por la patética figura que me miraba fijamente. Conduje hasta el aeropuerto de forma particularmente imprudente, pensando en silencio que si me estrellaba contra un árbol no tendría que seguir adelante con lo que estaba a punto de hacer”.

Asegura que no recuerda que dijo exactamente a su amigo pero que por fin se quitó un pesada carga de encima: “Fue la primera persona a la que le dije que era gay en mis 25 años en el planeta. Siempre estaré agradecido de que él estuviera conmigo ese día”.

Pese a todo el australiano comentó que los problemas que tenía no eran sobre todo con el tema tan tabú de ser homosexual en el deporte. “Era principalmente conmigo mismo en lugar de con presiones externas o discriminación”, admitió. Pese a ello, Palmer sí que tuvo que aguantar malos tragos, como los comentarios hace más de un año de Israel Folau, jugador de la selección australiana que fue apartado del equipo por decir que “los homosexuales deberían ir al infierno”.

Sobre su retirada asegura que su pasión por el rugby había disminuido y le invadía un gran sentimiento de pesar por haber desperdiciado los mejores años de su vida fingiendo ser algo que no era. Aun así, la decisión de dejar de jugar fue dura.

A mediados de 2014 dejó Francia y comenzó estudios de pregrado en la Universidad Nacional de Australia en Canberra. “Desde entonces obtuve una doble licenciatura en Ciencias y Psicología, obtuve honores de primera clase en Neurociencia y ahora estoy a la mitad de mi doctorado donde estudio los mecanismos celulares de la función cerebral”, afirma.

“No tengo respuesta -concluye- a por qué tuve que auto-implosionar para finalmente cambiar mi vida” concluye, pero espera que describir lo que sintió antes de salir del armario puede ayudar a otras personas.

Desde su anuncio, el mundo del rugby, del deporte y la sociedad en general se han volcado con Palmer. “He recibido cientos de correos electrónicos y mensajes de personas de todo el mundo. Muchos han sido increíblemente abiertos sobre sus experiencias personales o las de sus seres queridos. Es muy bonito pensar que mi historia ha conmovido a tanta gente. Espero que haya ayudado de alguna manera”, termina la emotiva carta de un jugador que ha decidido romper con un tabú que aún sigue muy presente en el deporte.