Eibar-Atlético de Madrid. Luis Suárez marca la diferencia (1-2)

Señaló Melero López el punto de penalti y Dmitrovic se dirigió seguro hacia el área contraria para lanzar. Lo que menos esperaría Oblak es que fuera el portero contrario el que lanzara desde los once metros, pero allí estaba el guardameta del Eibar, sin un mínimo rastro de duda. Colocó la pelota, disparó con la izquierda y Oblak se marchó al lado contrario.

Dmitrovic hizo, probablemente lo único que le queda a Oblak por hacer en el Atlético. Acostumbrado a decidir partidos, un gol es lo único que echa de menos en si historial. No es un caso tan raro el de Dmitrovic, aunque sí desacostumbrado en los últimos tiempos en la Liga. Fenoy, Chilavert o Toni Prats lo hicieron antes que él.

A Oblak aún no se le ha ocurrido y la llegada de Luis Suárez le libra de tener que asumir también esa responsabilidad. El uruguayo necesita poco para marcar. Ante el Eibar le bastó con un balón suelto en el área para enchufar el empate. Mucho le debe a la insistencia de Llorente, que nunca da una jugada por perdida y se fue a apretar al Eibar en la salida del balón. Tapó el despeje de un defensa y le regaló un gol sin intención a Suárez.

Eran muy trabajosas las llegadas del Atlético. El Eibar no perdió la valentía que lo caracteriza y se fue a buscar al Atlético muy arriba. No le dejaba vivir tranquilo y para el Atlético era un sufrimiento.

Pero el equipo de Simeone consiguió dar la vuelta al partido. Con insistencia y con presencia constante de Luis Suárez en el área. El uruguayo forzó una tarjeta para Arbilla cuando se marchaba solo hacia la portería de Dmitrovic. Y poco después, consiguió sacarle un penalti. Ha perdido velocidad y su físico no es el que recomendarían los preparadores físicos para cualquier futbolista, pero hay pocos delanteros que dominen el oficio como él. Lo que no consigue con la velocidad de sus piernas lo consigue con el cuerpo. Protege la pelota como nadie y eso hizo que Arbilla cometiera un penalti cuando Suárez ya se desviaba de la posición de tiro. El uruguayo adornó la caída, pero el árbitro señaló igual el punto de penalti.

La noche estaba de homenajes y Suárez decidió recurrir al estilo Panenka, como hizo el «Loco» Abreu en la tanda de penaltis decisiva del Mundial 2010 que sirvió a Uruguay para superar a Ghana y clasificarse para las semifinales.

Aquel penalti Suárez lo vivió como espectador, pero sabía cómo tenía que encarar a Dmitrovic. El portero del Eibar había hecho una buena parada a Joao Félix poco antes, pero no pudo evitar que el partido acabara con el reflejo de lo que fue al comienzo. Empezó lanzando un penalti que adelantaba a su equipo y terminó derrotado por otro en el que no pudo hacer otra cosa que recoger el balón de la portería.