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Copa del Rey

Fran Pérez, ni torero ni ciclista, futbolista sí o sí

El jugador del Navalcarnero, de Segunda B, sueña con otra hazaña en Copa ante el Granada

Fran Pérez, jugador del Navalcarnero
Fran Pérez, jugador del NavalcarneroCDA NavalcarneroLa Razón

El primer regate de Fran Pérez (Madrid, 1998) no fue en un terreno de juego. El quiebro con el que empezó todo lo hizo en casa, porque en una familia de tradición taurina por un lado y ciclista por el otro, él se empeñó en ser futbolista. Su historia es una de ésas que está detrás de este formato de la Copa del Rey en el que los equipos modestos pueden medirse con los grandes, y tener además la ventaja de jugar en su campo para buscar la hazaña. Fran es uno de los atacantes del Artístico Navalcarnero, el modesto equipo madrileño de Segunda B que se ha plantado en octavos de final después de eliminar a Las Palmas y al Eibar. Hoy quieren repetir frente al Granada (19:00, DAZN), porque la ilusión recorta las diferencias entre categorías y convierte en héroes a los jugadores amateurs.

«Yo siempre tuve claro que quería ser futbolista. Es verdad que con mi abuelo ganadero, me he puesto muchas veces delante de una vaca. Y me gusta, aunque ahora no debo hacerlo por el fútbol», cuenta Fran Pérez. El abuelo ganadero del que habla fue Domingo Hernández, dueño del hierro del mismo nombre y de Garcigrande, que por herencia pasaron a manos de Justo y Conchita Hernández, el tío y la madre del atacante del Navalcarnero. «He sido el que menos he ido a la ganadería. Mi madre y mis hermanos iban todos los fines de semana, y yo me quedaba con mi padre para jugar al fútbol. En algún momento, de pequeño, toreas una vaca, te da por pensar y decías, quiero ser torero, pero se me pasaba al rato, veía un partido de fútbol y ya se me había olvidado», explica Fran sobre ese regate que le hizo al destino.

Sus dos hermanos son toreros, de hecho Marcos Pérez ya es matador de toros. «Tomó la alternativa el año pasado, en septiembre, en Nimes, en una de las pocas corridas que hubo por culpa de la pandemia», cuenta. «Dodi, el pequeño (Domingo), es novillero sin picadores y aún no sabe si va a seguir toreando. Le gusta, pero no lo tiene del todo claro», continúa Fran, recién salido de la Universidad Europea, donde estudia Gestión Deportiva. Él sabe torear y sus dos hermanos, jugar al fútbol, pero si se cambiaran los papeles no hay duda de quién saldría ganando. «Yo sería mejor torero que ellos futbolistas, eso segurísimo. El pequeño tenía cosas para ser buen jugador, aunque no sé a qué nivel. Yo toreando hubiese llegado más lejos que ellos con el balón».

La cuota ciclista de esta historia le llega a Fran por parte del abuelo paterno, que no es otro que Maximino Pérez, mítico director deportivo que en el año 1990 ganó la Vuelta a España con Marco Giovannetti en el equipo Seur. Pero tampoco a Fran le dio nunca por ponerse a dar pedales. Si había que sudar, mejor con un balón de por medio que subiendo puertos de montaña. En la leche de los biberones tenía ingredientes ciclistas y taurinos, pero él quería ser como David Villa. «Es el jugador que más me ha gustado y he intentado parecerme un poco a él, aunque a años luz de lo que ha sido, claro». Fran también juega de segundo delantero y puede partir desde la izquierda, como su ídolo.

En el ciclismo, como referente se queda con Alberto Contador y, si hablamos de toros, otra vez vuelve a hacer una finta a los gustos familiares. «En mi casa me van a matar, porque son todos muy de El Juli, pero a mí me gusta mucho Talavante».

Por David Villa se hizo del Valencia y por eso esta tarde le gustaría pedirle la camiseta a Soldado. Y si no, a Luis Milla, que jugaba en el primer equipo del Fuenlabrada cuando él era juvenil. «Se portaba muy bien con los chavales y lo he tenido como un referente por su ambición y trabajo. Se veía que iba a jugar en Primera», dice Fran, al que le gustaría seguir ese camino, al menos hasta Segunda.