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Seiko Hashimoto, presidenta de Tokio 2020 contra el covid y el machismo

Su padre le dijo de niño que había nacido para ir a unos Juegos Olímpicos. Fue a siete y ahora está al frente de los más difíciles de la historia

Seiko Hashimoto es la nueve presidenta del Comité Organizador de Tokio 2020 tras la polémica machista
Seiko Hashimoto es la nueve presidenta del Comité Organizador de Tokio 2020 tras la polémica machistaHiro KomaeAP

Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se toparon con un mal aparte del maldito virus: el del machismo. Yoshiro Mori, de 83 años, era el presidente del comité organizador, y en una reunión para debatir si había que aumentar el número de mujeres en el Comité Olímpico nipón, soltó: «Si incrementamos el número de mujeres en los consejos directivos tendremos que asegurarnos de restringir su tiempo para hablar, porque tienen problemas para terminar y es molesto». En resumen, que las mujeres hablan mucho. Que qué pesadez (?). Las críticas recibidas fueron muchas, pero se resistía a dimitir. Los palos le llegaron después de los patrocinadores del gran evento y del propio Comité Olímpico Internacional, que presume de llevar a los Juegos prácticamente al mismo número de mujeres que de hombres. Incluso muchos voluntarios se dieron de baja después de esas declaraciones. Mori, finalmente, se fue y ya han nombrado a su sustituta: Seiko Hashimoto, que tiene que pelear ya contra el primer comentario suspicaz: «La han puesto por ser mujer».

«Entiendo que mi nombramiento es un factor relacionado con la agenda de igualdad», dice ella. Pero hay muchos más criterios. Es parlamentaria en Japón desde 1995 y era una de las dos ministras del gobierno japonés, aunque ha dejado su cargo para ponerse al frente de la gran empresa de «salvar» unos Juegos Olímpicos que ahora mismo son una incógnita por la pandemia, aunque la decisión de que se celebren es firme. Hashimoto dice que quiere «devolver» a los Juegos todo lo que le han dado. Ha participado en siete ediciones, cuatro de invierno (Sarajevo 1984, Calgary 1988, Albertville 1992 y Lillehamer 1994) en patinaje de velocidad y tres de verano (Los Ángeles 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996) en ciclismo en pista. Con los patines logró su gran éxito: el bronce en los 1.500 metros en Albertville, edición muy recordada en España por la medalla de Blanca Fernández Ochoa. Fue la segunda mujer japonesa en ganar un metal en unos Juegos de Invierno. Ha sido pionera en muchas cosas, aparte de ese podio, ya que su trayectoria política es inusual en su país. Madre de seis hijos, el primero lo tuvo siendo parlamentaria e hizo que le dieran una baja laboral por maternidad, lo que en su momento era inusual ocupando el puesto que tenía en un país muy tradicional. Casi todo en Hashimoto está relacionado con el mundo olímpico: si ella nació cuatro días antes de que comenzaran los Juegos de Tokio 1964, su hija mayor, Seika, se escribe con los mismos caracteres que «llama olímpica» en japonés. Otros dos de sus hijos son Girisha, que es la pronunciación japonesa de Grecia, cuna de los Juegos; y Torino, por los Juegos de Invierno de Turín 2006, según cuenta AFP en un perfil. También el mundo olímpico le trajo una polémica por unas fotografías besando y abrazando al patinador Daisuke Takahashi, 20 años menor que ella, en Sochi 2014. Se hablaba de acoso sexual, pero el mánager del deportista desmintió que se hubiera sentido presionado.

«Siento que estamos avanzando. Se van rompiendo barreras, especialmente para las mujeres. Hemos tenido que luchar por tantas cosas para ser iguales... Y todavía no lo somos», piensa del nombramiento una de las japonesas de moda, la tenista Osaka, reciente campeona del Open de Australia. Hashimoto cuenta que desde niña su padre le decía: «Has nacido para ir a los Juegos Olímpicos»; cuando ella no sabía ni lo que eran. Ahora lo sabe bien y delante de ella tiene los más difíciles de la historia.