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Dos minutos de inspiración de Correa lo cambian todo para el Atlético (5-0)

Los dos goles de Correa en el final de la primera mitad lo cambiaron todo para el Atlético, que acabó goleando al Eibar

Correa se sube encima de Llorente para celebrar uno de los goles del Atlético
Correa se sube encima de Llorente para celebrar uno de los goles del AtléticoRodrigo JimÈnezEFE

Dos minutos de inspiración de Correa cambiaron la tarde del Atlético. La sobremesa invitaba a la siesta y acabó amontonando goles en el marcador rojiblanco. Dos de Correa, uno de Carrasco y dos más de Llorente que demostró con el primero de los suyos la descomposición del Eibar en el partido. Cuando llegó el cuarto ya se habían rendido.

No estaban Luis Suárez ni Joao Félix, lesionados, y el resultado puede dar pistas de que el Atlético no los echó de menos. Pero no fue así durante gran parte del partido. Hasta que llegó el primer gol de Correa, cuando ya se había superado el minuto 40, el partido era un suplicio para el Atlético, que no encontraba la manera de hacer daño al Eibar.

El equipo de Mendilibar no es de los que se esconde y se ocupó de molestar todo lo que pudo al Atlético, que no sabía cómo entrar en su defensa. Tardó en llegar el primer disparo rojiblanco y, como de casualidad, en un córner que desvió Herrera al segundo palo, Correa apareció en el momento justo para empujar la pelota a gol sin más obstáculos que su compañero Savic, que llegaba con las mismas intenciones.

Dos minutos después llegó el segundo de Correa tras una sensacional jugada del equipo en la que participaron Herrera, Lodi y Carrasco, que entregó la pelota al argentino en el área. Correa hizo una maniobra perfecta con un reverso en el que arrastró la pelota antes de rematar con precisión a gol. El pase largo de Herrera a la carrera de Lodi fue definitivo para que el Atlético llegara en ventaja al área en esa jugada. La presencia del mexicano en el centro del campo ofrece más alternativas al equipo rojiblanco. Capaz de dar esos pases en largo y de aliviar a Koke de trabajos más penosos, todo tiene más sentido cuando Herrera está en el campo.

Dos minutos sólo bastaron para que todo pareciera diferente. Para que Correa, con la ayuda de Carrasco y Llorente, tapara las ausencias de Luis Suárez y de Joao Félix. Dos goles eran suficientes para que las cabezas de los jugadores del Eibar se marcharan del partido. Una muestra fue el tercer gol, un pase largo por encima de la defensa de Saúl a Carrasco dejó al belga solo delante de Dmitrovic, que salió muy lejos del área para defender su portería. Una vez superado el guardameta, el gol era lo más sencillo.

Acababa de comenzar la segunda parte y al Eibar ya le sobraba todo lo que quedaba por delante. Al Atlético, no. No había encontrado el camino del gol que lo cambiara todo a través del juego sino de la pelota parada, ese recurso que el Atlético ha vuelto a explotar esta temporada cuando nada le funciona. Y ahora, con todo a favor y la resistencia del rival vencida, quería divertirse. Quería goles que fortalecieran su confianza de líder que no lo parece, quizá el terreno ideal para el Atlético, al que hace unos meses muchos daban por campeón y al que ya nadie le exige nada porque la liga parece cosa de otros que van por detrás.

Llorente sumó los dos últimos. El primero, después de un pase de Correa al centro del área que pareció abrir las aguas esperando la llegada del centrocampista para rematar. Ya no había rival. Con el quinto se detuvo la producción rojiblanca. No hacía falta más. El líder volvía a parecerlo.