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El hombre que saboteó la Superliga

Ferran Soriano, el director ejecutivo del Manchester City dinamitó el proyecto desde dentro

Ferrán Soriano, director ejecutivo del Manchester City
Ferrán Soriano, director ejecutivo del Manchester Citylarazon

Los fundadores de la Superliga señalaron a un traidor entre ellos. El culpable de que el proyecto no saliera adelante. Ese hombre es Ferran Soriano, el director ejecutivo del Manchester City. Soriano fue el vicepresidente económico de Joan Laporta en su primer mandato al frente del Barcelona y era el hombre que representaba al club en el G-14, el embrión de la ECA, la Asociación Europea de Clubes, de la que nació la Superliga. Además, también fue presidente de Spanair

Soriano, en representación del City, fue el hombre que comenzó a mover los hilos para acabar con un proyecto en el que no creían. «Había alguien entre los seis equipos ingleses que no tenía mucho interés en la Superliga y eso empezó a contagiar a los otros. Es un equipo que no estuvo convencido nunca», decía Florentino Pérez el pasado miércoles en la cadena Ser. «Los dueños del Manchester empezaron a hacer campaña manipulada de que íbamos a acabar con las ligas y que no se premiaban los méritos», añadía.

La naturaleza semicerrada de la competición no convencía a los hinchas ingleses –ni a muchos otros–. Y ése fue el principal motivo de las movilizaciones de las aficiones de los clubes de la Premier. Y fuera de Inglaterra resultaba difícil de entender que uno de los miembros vitalicios de la Superliga fuera el Tottenham, un equipo que en este siglo sólo ha ganado una Copa de la Liga y que no gana la Liga de su país desde 1961.

El comportamiento de los ingleses ha dolido mucho entre los miembros de la Superliga, que delegaron toda la comunicación en Florentino Pérez. El otro culpable al que señalan es el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin.

«Tenemos que fomentar y liberar las inversiones, proteger a las personas que apoyan económicamente a sus clubes, por su pasión por el fútbol y el amor a su comunidad local. Tenemos que corregir alguna de las injusticias que el fair play financiero podría provocar indirectamente en las circunstancias actuales. Tenemos que hacerlo y lo haremos», decía el máximo mandatario del fútbol europeo hace unos días. Admitía también que no pretende acabar con las reglas del fair play financiero que había permitido que muchos clubes no acabaran en la quiebra por la crisis provocada por la pandemia.

Pero sus palabras sugerían una relajación de las medidas que favorecen especialmente a los clubes controlados por millonarios de cualquier tipo. Especialmente dos, el PSG, ligado directamente a Qatar, y el Manchester City, propiedad de la familia real de Abu Dabi. Son los clubes-estado, para los que el crédito económico puede resultar casi infinito si se relajan las medidas de control financiero de la UEFA.

El City es el primero que dio un paso para abandonar la Superliga. El PSG es uno de los clubes que no dio un paso para moverse de la UEFA. Además, la relación entre Qatar y la UEFA ha sido muy estrecha desde que Michel Platini, entonces presidente de la confederación europea, facilitara la elección de ese país como sede del Mundial de 2022. El capitán de la selección francesa en los años 80 fue detenido por «soborno activo y pasivo» en 2019 por su relación con la adjudicación a Qatar de la organización del campeonato del mundo del próximo año. Entonces ya había dejado de ser presidente de la UEFA al haber sido inhabilitado por otro caso de corrupción al recibir unos pagos irregulares de la FIFA.

Los fundadores de la Superliga reprochan a Ceferin la hipocresía de su discurso. Se presenta como el guardián de las esencias tradicionales del fútbol, el hombre que no permitirá que se lo roben a los aficionados mientras abre la mano para que los clubes con propietarios multimillonarios –entre los que se encuentran también todos los de la Premier que se adhirieron a la Superliga– tengan menos limitaciones para el gasto.

Y también lo acusan de subirse el sueldo de manera escandalosa en plena pandemia. El salario del presidente de la UEFA aumentó en medio millón de francos suizos, unos 450.000 euros, durante la temporada 2019/20 para alcanzar un total de 2,19 millones de euros. La subida supone un 30 por ciento aproximadamente y le sirve para compensar el dinero que dejó de ingresar por dietas y primas ante la falta de -actividad del fútbol continental durante muchos meses del año pasado.

La UEFA no ha sancionado finalmente al Real Madrid, como amenazó en los últimos días, pero su presidente no perdona. “Si siguen diciendo que son una Superliga no jugarán la Liga de Campeones”, advierte Ceferin en una entrevista concedida a AP. “Y si están preparados para hacerlo, pueden jugar su propia competición”, añade.

Para mí es muy diferente la situación de los clubes que admitieron su error y abandonaron el proyecto. Los demás ya saben que pienso que ese proyecto está muerto, pero probablemente no quieran creerlo”, dice en un nuevo guiño hacia el Manchester City, el traidor señalado por todos.