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El mensaje de Íñigo Errejón a Italia tras ganar en los penaltis a España en la Eurocopa

Los fallos de Morata y Dani Olmo condenaron a la selección en las semifinales de la competición

Los jugadores de Italia celebran la victoria frente a España en la Eurocopa 2020
Los jugadores de Italia celebran la victoria frente a España en la Eurocopa 2020Frank Augstein / POOLEFE

A España se le escapó la final de la Eurocopa por el aleteo de mariposa que le dio el pase en Viena hace ahora trece años. Los penaltis le dieron la espalda a la selección de Luis Enrique y tornaron la sonrisa y los brazos abiertos de Cesc Fábregas en 2008 por la carrera incansable de Jorginho hacia su hinchada.

No hubo segundo milagro seguido. La muerte súbita enterró a la Roja, merecedora de mucho más durante el partido, condenada a caer por dos malos pateos, por dos errores lógicos en una situación de presión total y con toda la grada italiana enfrente.

Le tocó fallar a Dani Olmo, el mejor del partido. Un instante, el que transcurrió desde su golpeo hasta que la pelota acabó en la grada le quitó el punto que le llevaba al diez, al sobresaliente. Se le escapó la perfección porque el fútbol le fue cruel, marcando con una cruz al mejor jugador del equipo español. También se equivocó Morata.

El partido ha dado para muchas reacciones, una de las más celebradas ha sido la de Íñigo Errejón: “Felicidades a nuestra selección! No pierde quien lo ha dado todo. Y a Italia: podréis ganar la lotería de los penaltis, pero no podréis evitar que el mundo le ponga piña a la pizza”

Y eso que Unai Simón volvió a ponerse el traje de ángel, a tirar del carro como sus antecesores en el cargo de las penas máximas. Le sacó una manopla brutal a Locatelli para comenzar ganando, para dar esperanzas, para permitir que los cerca de 10.000 españoles que atisbaban la portería desde el fondo oeste de Wembley siguieran creyendo.

Porque en la fe y la conjura se formó esta selección, molida a palos antes siquiera de empezar el campeonato, encumbrada en un partido magistral ante Italia y repudiada por la suerte en el momento en el que Italia fue más Italia que nunca.

Resistió durante casi todo el encuentro y no se vino abajo con el gol de Morata, que amenazaba con mandarla a la lona. La escuadra de Roberto Mancini llegó con vida a los penaltis y resistió los golpes morales de España, porque cuando Simón sacó la mano a Locatelli y los rivales tomaban ventaja, fue una roca. Ni un solo fallo más. Penaltis impecables. Cuatro pinceladas a la red.

Hasta que el fútbol se cebó con el de toda la Eurocopa. Morata, que había sido suplente, había hecho un golazo y había logrado meter a España en el partido, se encaminaba sin saberlo a uno de los peores fallos de su carrera. Unos segundos que borrarán todo lo anterior. Disparo raso, estirada de Donnarumma y España al borde del precipicio. Cabeza alta para Morata, gesto serio de Luis Enrique y manos a la cabeza del fondo oeste.

Jorginho ya no falló. La sonrisa de Cesc se la puso esta vez él.