Debate

La investigación militar que demuestra las ventajas atléticas de las deportistas trans y retrata a Lía Thomas

El estudio científico demuestra que el año de terapia hormonal que establece el COI es “absolutamente insuficiente” para competir contra mujeres

La capitana de la Armada Jennifer Peace y la nadadora Lia Thomas
La capitana de la Armada Jennifer Peace y la nadadora Lia ThomasAgenciasLa Razon

Un nuevo estudio científico sugiere que las mujeres transgénero mantienen una ventaja atlética sobre sus compañeras cisgénero incluso después de un año de terapia hormonal. Los resultados, publicados el pasado mes de diciembre en el British Journal of Sports Medicine, sugieren que el período de espera actual de un año para los atletas olímpicos que están en transición es inadecuado. “Para el nivel olímpico, el nivel de élite, diría que probablemente dos años es más realista que un año”, dijo el autor principal del estudio, el Dr. Timothy Roberts, pediatra y director del programa de capacitación en medicina adolescente en Children’s Mercy, Hospital de Kansas City (Misuri).

Contradice al COI

Esta tesiscuestiona las normas aprobadas por el COI en 2015 en las que se indican que aquellos que pasen de mujer a hombre pueden participar sin problemas en competiciones masculinas, mientras que aquellas que sigan un camino inverso deberán cumplir una serie de condiciones para evitar competir con ventaja. Estas normas, fundamentalmente la que señala que el nivel de testosterona en suero (la hormona masculina, la que da fuerza y velocidad y da ventaja a los hombres sobre las mujeres) debe ser inferior a 10 nanogramos por litro durante al menos los 12 meses anteriores a la competición en que se desea competir, obligarán a las mujeres a someterse a terapias hormonales.

El caso Lía Thomas

Un año fue precisamente el tiempo que estuvo alejada Lía Thomas de la natación para realizar su transición. Hasta 2019, formaba parte del equipo masculino de la Universidad de Pensilvania bajo el nombre de Will Thomas. Tan solo un después de comenzar el tratamiento hormonal para suprimir la testosterona que su organismo producía de forma natural, la Asociación Nacional Deportiva Universitaria (NCAA) aceptó su traspaso al equipo femenino de natación. Y en noviembre de este año comenzó a competir en la categoría femenina batiendo todos récords y generando un sonoro escándalo a nivel mundial. Ahora, este nuevo estudio afianza los argumentos de lo que se oponen a que la nadadora compita en categorías femeninas por las “ventajas de su cuerpo biológicamente masculino”.

Al año mantienen sus ventajas

El periodo establecido por el COI es, según este estudio, totalmente insuficiente. “Al año, las mujeres trans todavía tienen una ventaja sobre las mujeres cis”, dijo, refiriéndose a las mujeres cisgénero o no transgénero.

Roberts comenzó a investigar el desempeño atlético de hombres y mujeres transgénero mientras estaba en la Fuerza Aérea, trabajando con el coautor y médico, el teniente coronel Joshua Smalley, en una clínica que coordinaba la atención para los aviadores que iniciaban o continuaban su transición de género.

Los miembros del servicio activo deben realizar una prueba de preparación física cada seis y 12 meses. Roberts, Smalley y otro coautor, el Dr. Dale Ahrendt, se dieron cuenta de que tenían acceso a datos sólidos sobre los miembros del servicio antes, durante y después de que comenzaran el tratamiento de reemplazo hormonal.

Los tres médicos realizaron una revisión retrospectiva de registros médicos y pruebas de condición física de 29 hombres transgénero y 46 mujeres transgénero de 2013 a 2018. La evaluación de la condición física de la Fuerza Aérea incluye la cantidad de flexiones y abdominales realizadas en un minuto, y el tiempo requerido para correr 2.5 kilómetros. También tenían registros sobre cuándo los sujetos comenzaron con testosterona o estrógeno, el tipo de hormona utilizada y la cantidad de días desde que comenzó el tratamiento hasta que sus niveles hormonales alcanzaron el rango normal de adultos para una persona cisgénero.

Más flexiones y abdominales, dos años después

Durante los primeros dos años después de comenzar con las hormonas, las mujeres trans en su revisión pudieron hacer un 10 por ciento más de flexiones y un 6 por ciento más de abdominales que sus compañeras femeninas cisgénero. Después de dos años, dijo Roberts a NBC News, “eran bastante equivalentes a las mujeres cisgénero”. Sus tiempos de carrera también disminuyeron, pero dos años después, las mujeres trans seguían siendo un 12 % más rápidas en la carrera de 2,5 km. que sus competidoras cisgénero.

Como era de esperar, la testosterona también afectó a la condición física de los hombres transgénero: antes de comenzar con las hormonas, realizaban menos flexiones de brazos y tenían tiempos de carrera más lentos que los hombres cisgénero en el grupo de control. Sin embargo, después de un año de tratamiento, esas diferencias desaparecieron.

Con los abdominales, los hombres trans eran comparables a los hombres cisgénero antes del tratamiento y, de hecho, los superaron después de un año con testosterona. El seguimiento más prolongado de cualquier participante fue de dos años y medio, según Roberts. “Estar en el ejército sea lo mismo que ser un atleta de élite, pero agregó es una situación comparable, en la que tienes a alguien haciendo todo lo posible para mantener o mejorar sus habilidades”, agregó.

Este estudio también cuenta con detractores como Joanna Harper, física médica de Portland, Oregón, ha realizado una investigación sobre el efecto de los bloqueadores de testosterona en corredoras transgénero como ella. En 2015, publicó el primer estudio sobre mujeres transgénero y rendimiento atlético y descubrió que las mujeres trans corrían al menos un 10 por ciento más lento después de comenzar con las hormonas. Y, en términos relativos, no lo hicieron mejor contra las corredoras cisgénero de lo que lo habían hecho anteriormente contra los hombres cisgénero. Harper dijo que la metodología de Roberts es sólida, pero ve algunas limitaciones en el estudio. En un análisis realizado para NBC News, cuestionó la falta de datos sobre los hábitos de entrenamiento individuales de los participantes. “El hecho de que las mujeres trans fueran aún más rápidas después de dos años podría deberse a diferencias en la intensidad del entrenamiento”, aseguró.

¿Qué ha hecho el COI?

Esta nueva investigación añade más leña al fuego aun debate que sigue abierto en el deporte y para el que las autoridades olímpicas no han encontrado una solución. En julio de 2021, tras los Juegos Olímpicos de Tokio, el propio COI admitía que “sus pautas actuales para los atletas transgénero no eran adecuadas” y anunciaba una nueva normativa en los próximos meses.

Sin embargo, el resultado no fue, desde luego, el esperado. Bajo el nombre de “Marco sobre equidad, inclusión y no discriminación sobre la base de la identidad de género y las variaciones de sexo del Comité Olímpico Internacional” de noviembre de 2021, el COI suprime los criterios que venía estableciendo y dispone que debe ser competencia de cada federación deportiva “determinar de qué manera un deportista puede tener una ventaja desproporcionada frente a sus compañeros”.

En definitiva, serán las federaciones las que decidan si optan por proteger el deporte femenino. El debate sigue abierto.