Kárate

María Torres: campeona, pionera y con miedo al futuro laboral

La malagueña ganó el Mundial en noviembre pero como el kárate dejó de ser olímpico recibe ahora menos ayudas que antes

María Torres, durante un combate
María Torres, durante un combateArchivo

“No nos han dado ninguna explicación ni excusa. Simplemente no lo han elegido para los Juegos de París 2024. La explicación no la vamos a saber nunca. Yo creo que son temas políticos a los que no vamos a llegar”, cuenta María Torres. Y así, el kárate dejó de ser olímpico en un visto y no visto. Se estrenó en los Juegos de Tokio con éxito, y ya no estará en Francia, lo que tiene unas consecuencias para muchos de sus deportistas, como María Torres.

Y no estamos hablando de una mujer cualquiera. María no pudo participar en la única edición olímpica de kárate por una decisión controvertida de los jueces en un combate que tenía ganado en el preolímpico. “Fue muy duro. Nunca me había pasado eso. Te planteas tu vida deportiva total, pero siempre digo que todo sucede por algo. Te recompones y hay que seguir y ya está. Posiblemente el kárate ya no vuelva a ser olímpico, pero nosotros seguimos con nuestros campeonatos del mundo, de Europa...”, asegura la karateca de 24 años, nacida en Málaga. Ella se rehízo y tuvo una pequeña gran revancha en el Mundial celebrado en Dubái el pasado noviembre, donde se proclamó campeona, derrotando en el camino, y con claridad, a la rival ante la que quedó fuera en el preolímpico. Ese éxito la convirtió en la primera mujer española que gana el oro en la modalidad de kumité, en combate. “Cuando me metí en la final mucha gente me dijo: “María, ¿sabes que si ganas eres la primera española campeona del mundo?”. Pero en ese momento a mí lo que me importaba era ganar. Ahora que ha pasado el tiempo sí digo: “Madre mía, de todas las mujeres buenas que han competido a nivel internacional con España, que yo haya sido la primera, la verdad es que es un orgullo y me hace verdaderamente feliz porque indica lo difícil que es”.

Pues la campeona y pionera no puede dedicarse al cien por cien a su deporte, a entrenar y competir...

En el periodo en el que el kárate era olímpico recibió la beca ADO, pero la más pequeña porque no había participado a nivel individual ni en Europeos ni en Mundiales. Ya ha desaparecido esa ayuda y los ingresos que recibe por ese lado, ahora que es campeona del mundo, “son un 90 por ciento menos que antes”, desvela. En su día a día está trabajar, entrenar, descansar e incluso estudiar. “Me gradué el año pasado en ciencias de la actividad física y el deporte y ahora estoy de profesora de multideporte y de kárate en un colegio y también soy profesora de kárate en el club de mi padre. Ahora estoy cursando magisterio, pero los estudios los tengo más en segundo plano”, explica. La principal ayuda que recibe para hacer frente a los gastos que tiene su deporte son “del ayuntamiento y de la diputación de Málaga”, y está buscando algún patrocinador más. “Algunas competiciones de la liga mundial sí las paga la federación, pero si quieres mantener el ranking... Y la federación por ejemplo no nos puede llevar a una competición, nos la tenemos que pagar nosotros. Y ya no son sólo estos gastos: es preparador físico, nutricionista, psicóloga... Al mes se va un pico enorme”, explica. “Ahora mismo entreno todas las horas que necesito para mi preparación y es verdad que trabajo siete horas a la semana porque son necesarias para darle un impulso y si en algún momento me quedo sin patrocinadores, pues que no me quede con el culo al aire, digamos”, añade.

Compite, por tanto, en inferioridad con otros países. “Por ejemplo en Italia, los competidores que son deportistas de élite forman parte del ejército, la policía, los carabinieri, y lo que hacen es que cuando consiguen un título entran, se forman para ser carabinieri, pero ahora mismo están entrenando en cuerpo y alma en su deporte, y cuando terminen de competir tienen ese trabajo. Yo tengo 24 años y, por ejemplo, si sigo compitiendo hasta los 30, ¿dónde te plantas tú a decir: tengo una carrera, pero no tengo ninguna experiencia? Eso es heavy. A nivel de experiencia, ¿qué empresa te va a querer con 30 años sin experiencia? Y eso da un poco de miedo”, reconoce.

Su padre, Eugenio, fue cinco veces campeón de Europa y bronce Mundial en una época en la que tenían menos ayudas que ahora. “Él se levantaba a las seis de la mañana para poder entrenar y trabajar. Ha evolucionado un poco en ese sentido, pero claro, ahora que ya no es olímpico está ese miedo otra vez: que la gente se vuelva a olvidar del kárate y que tengamos que hacer jornadas de ocho horas”, insiste la campeona del mundo, que también ha visto otra evolución en su deporte, poco a poco. “Cuando era más pequeña sí hubo algún comentario en plan “esto es de machorras”; pero yo desde chiquitilla tengo un carácter muy fuerte y a mí siempre me ha dado igual lo que me diga la gente. Es verdad que a día de hoy es al revés, me dicen: “¿Haces kárate?, qué guay”. Que vean que una chica haga un deporte de artes marciales está guay, y eso me pone contenta”, afirma. En esa época de niña empezó a probar gracias a la influencia de su padre, y pronto se dio cuenta de que le encantaba. “A veces prefería entrenar a ir a los cumpleaños de mis amigos”, recuerda María. Su padre sigue siendo su entrenador y el que estudia a las rivales. Eso en el tatami. “Allí manda él y no puedo decirle nada. En casa sí puedo, digamos, un poco vacilar. La verdad es que nos llevamos genial y disfrutamos porque ha sabido respetar lo que es un sitio de otro”, dice María. Este 2022 le esperan dos grandes competiciones: el Europeo en mayo y los Juegos Mundiales en julio.