Deportes
¿Por qué Arabia Saudí y Qatar organizan todos los grandes eventos deportivos?
Ahora el golf, pero los países del Golfo Pérsico se han llevado el Mundial de Fútbol, la Supercopa de España, el Dakar, un Gran Premio de F1 y hasta combates de boxeo
Ahora el golf, pero antes fueron los coches, el boxeo y por supuesto el fútbol. El dinero de los países del Golfo Pérsico, de Arabia Saudí y de Qatar es una tentación demasiado fuerte para que los grandes eventos deportivos no caigan rendidos ante esa millonaria tentación, pese a la deslocalización, la ruptura con las tradiciones o como en el caso del Mundial de fútbol de este año, el cambio total de fechas y modificación del calendario. El dinero es demasiado goloso como para no hacerle caso. Desde la Supercopa de España hasta un Gran Premio de F1, de la disputa del Dakar, hasta el Mundial de balonmano, donde los aficionados locales se aprendían los cánticos de las selecciones para dar un poco de color a las gradas. Si no te han llamado de Arabia Saudí o de Qatar para organizar una competición, es que no eres un deporte con un público global.
Son países sin apenas tradición deportiva en los espectáculos de masas, pero que en los últimos años han volcado su excedente económico en patrocinar el deporte. No es una acción altruista: «Hay una política muy ofensiva para organizar grandes eventos deportivos, para atraer personas, para transmitir otra imagen de Arabia Saudí por todo el mundo», aseguraba a AFP la francesa Carole Gomez, investigadora en geopolítica del deporte en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) en París. Más duro era el comunicado de Amnistía Internacional cuando en marzo se celebró el Gran Premio de F1: «Todos estos eventos no son sino parte de una ambiciosa campaña que tiene un nombre: blanqueo deportivo, o lo que es lo mismo, enseñar al mundo un país abierto y reformista cuando en realidad la situación de los derechos humanos es todo lo contrario a modernidad y reformismo», aseguraba.
Con el deporte se consigue que se hable de ellos con expectación y sin que se haga referencia a su falta de libertad para la mujer, de democracia o de derechos humanos. «Arabia Saudí tiene una necesidad geoestratégica de posicionamiento internacional, sabe que no es una democracia homologada a nivel internacional, y está haciendo lo que algunos denominan ‘’sportwashing’', pero no sé hasta qué punto hay una estrategia premeditada como la de Qatar, que iba vinculada a convertir su economía en no tan dependiente de los hidrocarburos. Esto no lo veo en Arabia Saudí», contaba a Efe, Xavier Ginesta, profesor de marketing deportivo de la Universidad de Vic.
Rompen el mercado, como se ve en el golf o ahora en la venta de fichajes del mundo del fútbol y cambian las referencias. Es una revolución total que no parece tener fin. «Estos países están viendo que les sale a cuenta, ¿cuántos movimientos contestatarios ha habido contra el Mundial de Qatar o la Supercopa de España en Arabia Saudí?» se pregunta en Efe el profesor Xavier Ginesta.
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