A los Hispanos no los bajan del podio: meritorio bronce tras remontar a Suecia (39-36) en el Mundial

Lo bueno y lo «malo» es que España sumó una nueva medalla en un gran campeonato, bronce en el Mundial después de derrotar a Suecia (36-39) en un partido que en la primera parte parecía crudo.

Lo «malo» es que la costumbre hace que parezca fácil, pero ni mucho menos es así. Todo lo contrario, con una liga que lleva años sin remontar, lo que no impide que se haga una fantástica labor de cantera para que los Hispanos sigan en la pelea pese a que muchos de los veteranos, de los eternos, se retiran. Mucho mérito de ello tiene el seleccionador, Jordi Ribera, el hombre que está 24/7 pensando en balonmano, atento a todo, desde la base hasta la élite.

Lo bueno es evidente: ganar genera un estado de alegría indescriptible y hace que la sensación de recompensa al trabajo hecho sea enorme, por mucho que si hubieran terminado cuartos el trabajo hubiera sido el mismo.

La alegría de España esta vez se hizo de rogar porque Suecia no paraba. Animado por su público, el equipo nórdico no daba tregua y propuso un intercambio de goles que mareó a España. Era balonmano moderno puro y duro, encajar un tanto, salir corriendo y marcar al otro lado. No es lo que quieren los Hispanos, que basan sus triunfos en defender bien para a partir de ahí correr o ganar seguridad para brillar en ataque. Volaba Lagergren, lo hacía Ekberg, extremo sueco casi infalible... No le daba tiempo a España a replegarse y plantarse y empezar a defender. En dos pases, ya tenía el gol en contra, y Gonzalo Pérez de Vargas, que ha hecho una campeonato impresionante, esta vez no veía una. En ataque también iban sumando los Hispanos, pero con sólo un par de errores, al descanso llegaron cuatro abajo (22-18).

La dinámica había que cambiarla y para eso está Jordi Ribera, en cuya libreta nunca falta una alternativa para intentar dar la vuelta a lo que parece imposible. Si algo define lo que es España es lo que sucedió en la portería, por ejemplo. Gonzalo ha sido uno de los mejores del Mundial, pero a su lado hay otro porterazo, Rodrigo Corrales, que apenas ha jugado esta vez, pero que salió para ser decisivo en el bronce. La defensa de España fue más agresiva, cambió a 5-1, con Kauldi Odriozola en el avanzado, y se adelantó unos metros, con más intención de robar, haciendo dudar a sus rivales. La combinación fue eficaz y rápida. En seis minutos Suecia sólo fue capaz de marcar un gol y la desventaja ya se había quedado en nada.

Manteniendo ese nivel atrás, el nivel habitual de los Hispanos, llegó el show en ataque, liderado por Álex Dujshebaev y su capacidad para inventarse goles metiendo la pelota por huecos que en apariencia no existen. Tuvo un balonmano combinativo extraordinario España y encontró con facilidad a Adriá Figueras, el pivote que no hace mucho ruido, pero sí mucho daño a los rivales, y que firmó un espectacular 9/9 en lanzamiento. Ángel Fernández descansó al principio para demostrar después que no hay muchos con su eficacia desde el extremo, el veterano Cañellas no tembló con un par de goles de oro, Casado tuvo su mejor día... La España global que casi nunca parte en las apuestas como favorita, pero casi siempre se lleva algo colgado al cuello.

36 - Suecia: Palicka; Ekberg (7, 3p), Lagergren (5), Darj (4), Carlsbogard (3), Claar (3) y Wanne (9) -equipo inicial- Thulin (ps), Daniel Pettersson (-), Fredric Pettersson (-), Pellas (-), Persson (-), Bergendahl (3), Sandell (-), Johansson (2) y Forsell (-).

39 - España: Pérez de Vargas; Solé (4), Garciandia (1), Casado (3), Cañellas (5), Ángel Fernández (5) y Figueras (9) -equipo inicial- Corrales (ps), Peciña (-), Maqueda (3), Alex Dujshebaev (7), Serdio (-), Guardiola (-), Sánchez-Migallón (1), Dani Dujshebaev (-) y Odriozola (1).

Árbitras: Bonaventura y Bonaventura (FRA). Excluyeron por dos minutos a Carlsbogard (2) y Palicka por Suecia; y a Maqueda, Sánchez-Migallón (2), Casado y Odriozola por España.

Incidencias: Encuentro por la medalla de bronce del Mundial de Polonia y Suecia disputado en el Tele2 Arena de Estocolmo ante 22.650 espectadores.