El Atlético y el Metropolitano se hacen fuertes

Con la fantasía de intentar arreglar la temporada alcanzando el segundo lugar en el campeonato liguero volvía el fútbol al Metropolitano. Lo hacía ante un equipo estable, de buen ver y de buen trato con el balón como es el Real Betis de Manuel Pellegrini.

El partido fue de más a menos en el primer tiempo. El Atlético empezó intenso y siendo ligeramente superior a su rival. Salvo por alguna ocasión de los locales gracias a un excelente Griezmann no había manera de ver el color del uniforme de ambos porteros. El juego en la reanudación resultó bastante soporífero, poco que ver con el que se presenciaba antes del parón por las selecciones. Un alarde de valentía de ambos entrenadores los llevó a sacudir el árbol y que empezarán a pasar cosas sobre el césped. La ambición de los técnicos fue lo que evitó que el partido acabara empatado. Y si fue así se debió a la calidad que tiene Simeone en el banquillo. Salieron del campo dos campeones del mundo y entraron otros dos. Esta variación no es algo que esté al alcance de demasiados equipos.

Uno de los que entró fue Correa. En una jugada en la que mezcló algo de suerte y mucha calidad se encargó de decidir el partido haciendo daño donde más puede hacerlo. Fue un golazo el suyo en el tramo final del encuentro. Se desató el delirio en la grada rojiblanca porque se ve factible alcanzar al eterno rival en las últimas diez jornadas de Liga.

A los seguidores del Real Betis, el Comité Técnico de Árbitros les privó de ver a Canales en el Metropolitano. Fue por unas declaraciones, sin insulto mediante, sobre un arbitraje de Mateu Lahoz. Es el tercer futbolista al que castigan esta temporada por decir lo que piensa de los árbitros. El miedo a ser sancionados llega hasta el punto de que, al término del encuentro entre el Cádiz y el Sevilla, los jugadores no se atrevieran a opinar. Esto demuestra que son los árbitros, de manera indecente y torticera, los que mandan. El sindicato de jugadores debería plantearse recordar al colectivo arbitral que la gente no va al campo a verlos a ellos.