Un Barcelona-Real Madrid para reinar en Europa

El reto de la Undécima ante el de la Tercera. El Madrid vuelve al escenario donde levantó hace cuatro años la Décima Euroliga –Copa de Europa para los clásicos– y se topa con la que ha sido su pesadilla esta temporada, el Barça de Jasikevicius. Del Barcelona campeón de Europa sólo queda Navarro y está en los despachos. Del Madrid que reinó en 2018 sobrevive más de media plantilla y al frente sigue Pablo Laso. El Clásico más importante en muchos años (hay tres precedentes a estas alturas de la competición con 2-1 para los blancos) tiene el premio de una final por la que también pelean en la otra parte del cuadro el Anadolu Efes, favorito y defensor del título, y el Olympiacos.

La trayectoria de Madrid y Barça hasta Belgrado ha tenido muy poco que ver. Los blancos pasaron de ser un bloque dominador en el primer tercio de la temporada a atravesar la mayor crisis de resultados de la «era Laso» desde mediados de enero. La derrota en la Copa del Rey ante el Barça en un partido tensísimo ahondó la crisis. Tropiezos nunca vistos en la ACB y rachas de derrotas en Europa que acabaron despeñando al equipo hasta la cuarta plaza. Con el playoff ante el Maccabi a la vista todo cambió. «Entiendo que hace un mes nadie creyera en nosotros. Yo sí creía. No creo que estuviéramos tan mal, pero también es cierto que en el últimos mes hemos competido muy bien y que el playoff ante el Maccabi nos dio confianza», asegura Laso. Eso ha derivado en una racha de ocho victorias seguidas, coincidiendo con los descartes de Heurtel y Thompkins, y en ser el único equipo que logró resolver el cruce de cuartos en tres partidos.

El Barça se ha manejado con mucha más solvencia, salvo en las últimas semanas y la exigente eliminatoria ante el Bayern. Lo mejor para los azulgrana es que han sido capaces de adaptarse a cualquier escenario. «Hemos aprendido a ganar cuando nada funciona. Han sido victorias de carácter, de sacar la garra y eso es necesario para la Final Four», recuerda Abrines.

En una Euroliga marcada por la pandemia y por la guerra de Ucrania –los tres equipos rusos estaban entre los ocho mejores cuando se decidió su descarte–, Barcelona y Real Madrid están donde se les esperaba. También la gran amenaza, el Anadolu Efes.