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F1 / GP de Las Vegas
Zak Brown, el nuevo jefe de la Fórmula 1
El estadounidense, procedente del sector del marketing, ha recuperado a McLaren tras el caos dejado por su antecesor, Ron Dennis

Dirigir un equipo de Fórmula 1 es algo que sólo está reservado a grandes genios, como si fueran pilotos, sólo que en el ámbito empresarial y, sobre todo, a nivel estratégico. El presupuesto de una escudería tiene ahora límites en muchos sentidos, sin embargo, otros escapan al control de la FIA y, en algunos casos, superan los 300-400 millones de euros. Pero no sólo eso. La capacidad de influencia tecnológica de un equipo de la F1 tiene un valor infinito para cualquier fabricante de automóviles ya que, la búsqueda de la excelencia y la innovación de este deporte significa, en la mayoría de los casos, soluciones muy valiosas para la industria de la automoción. Pero como en todos los ámbitos, la guerra sucia está a la orden del día y la F1 es uno de los deportes con mayor componente político, dentro y fuera de la pista, porque abarca un espectro muy amplio como es la automoción y su poderosa industria. Hoy en día, estructuras independientes como McLaren o Red Bull hacen frente a «monstruos» tan poderosos como Ferrari, Mercedes o Renault y otras que en su momento lo intentaron, con equipos 100% suyos, fracasaron estrepitosamente, como fue el caso de Toyota y Honda.
Una figura muy importante en este entramado es la del jefe de equipo. Los hay de todas clases: el duro, el histriónico, el blando, el metódico, el perfeccionista, el técnico o el que busca resultados a corto plazo y se equivoca desde el minuto uno. Míticas son figuras como Jean Todt (y su frialdad), Frank Williams (su romanticismo por la F1), Luca Montezemolo (pasión), Ron Dennis (manu militari), Ross Brawn (estratega) o Flavio Briatore (un excéntrico dentro de la F1). Hoy, sus sucesores son más discretos, pero su nivel «maquiavélico» no desmerece. En la actualidad, los nombres más destacados son los de Zak Brown (McLaren), Toto Wolff (Mercedes) y Fred Vasseur (Ferrari) y todos ellos tuvieron, hasta hace unos meses, un enemigo en común: Christian Horner. El ex de Red Bull, que ha ganado más títulos que los tres juntos, fue despedido recientemente y ahora, tras una pausa de varios meses, amenaza con volver. Y todo el mundo apunta a una sola dirección: Italia. La guerra sucia entre ellos es casi diaria, y eso ha servido a Netflix para crear un hilo argumental que fue todo un éxito en las primeras temporadas de «Drive to Survive», la docu-serie que ha aportado a este deporte un inusitado interés de parte de aquellos que no conocían esta especialidad. Todo muy americano y su sentido del espectáculo. Es tan sucio el juego entre ellos que el jefe de McLaren, Zak Brown, realizó unas polémicas declaraciones refiriéndose al despido de Horner: la Fórmula 1 es un lugar «más sano» sin Christian, exdirector del equipo Red Bull, al que acusó de «cruzar la línea» en varias ocasiones. El británico, de 51 años, fue despedido en julio, y sus últimos 18 meses en el equipo se vieron ensombrecidos por la acusación de una compañera de haber tenido un «comportamiento coercitivo». «Estoy contento de que Laurent (su sustituto) esté en el papel que está. Me gusta Laurent, será sano, y quizás podamos volver a centrarnos en la competición en la pista», indicó. «Siempre va a haber algunos aspectos políticos en este deporte, pero creo que va a ser más sano con Laurent. Soy fan de Laurent, le conozco desde hace mucho tiempo, y será bueno competir contra él», continuó. Brown se enfrenta a lobbies ya establecidos en la F1, pero su ascendencia estadounidense, alineada con los actuales dueños de la F1 le ha favorecido.
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