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Imanol Alguacil, el genuino hombre de la casa

El líder, la Real Sociedad, visita al campeón, el Atlético del Cholo. El técnico donostiarra dio a los guipuzcoanos su primer título desde 1987

Imanol Alguacil, en la victoria de la Real Sociedad ante el Sturm Graz
Imanol Alguacil, en la victoria de la Real Sociedad ante el Sturm GrazDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

En el fútbol, como en la vida, unos crían fama y otros cardan la lana. Clásico o no Clásico, el domingo se cierra con lo que en la edad de oro de la radio se denominaba «el partido de la jornada»: en el Metropolitano, el Atlético recibe a la Real Sociedad. El líder juega en el campo del campeón y se enfrentan los dos técnicos que, con toda probabilidad, más se identifican sentimentalmente con sus respectivos equipos. Ese Cholo Simeone que es casi un epítome del escudo rojiblanco contra este Imanol Alguacil que encarna el orgullo txuri-urdin, o sea, blanquiazul.

El pasado 4 de abril, la sala de prensa del estadio de La Cartuja fue el escenario de un episodio surrealista. El entrenador del club que se había proclamado campeón de la Copa del año anterior –las cosas de Rubiales…– se enfundó en la camiseta de su equipo, enarboló una bufanda y profirió lo que pretendía ser un cántico de grada, pero fueron unos gritos desgarrados y aterradores, como una especie de bramido del averno. No era para menos: la Real Sociedad había reabierto su sala de trofeos, cerrada desde 1987, de la mano de un entrenador de la casa. Natural de Orio, Imanol Alguacil llegó al Sanse con 18 años y se fue al Villarreal casi con treinta. Nada más retirarse como futbolista, empezó a entrenar a modestos equipos guipuzcoanos hasta que, en 2011, se integró en el cuerpo técnico de Zubieta.

Con el título de la Copa del Rey de 2020, sucedía a un mito del banquillo realista, el galés John Toshack, el último técnico que había engrosado el palmarés de la entidad con aquel título de 1987 en la final de Zaragoza, contra el mismo Atlético al que visitan hoy, entonces con Jesús Gil y Gil recién elegido presidente y Paulo Futre, que acababa de ser fichado, en el palco de La Romareda. Nombres ilustres dirigieron a la Real sin llevarla a lo gloria en más de 30 años: Toshack que volvió sin suerte, el paisano y rival Javi Clemente, aquel Reynald Denoueix que le peleó la Liga al Real Madrid galáctico hasta la última jornada, el vasco-uruguayo Martín Lasarte, que lo sacó del pozo de Segunda con un joven Griezmann como estrella, otro guipuzcoano como Juanma Lillo, mucho más afamado que eficaz… Ninguno consiguió levantar un trofeo, como sí hizo Imanol Alguacil aquella noche en Sevilla.

En el fútbol globalizado, es llamativa la creencia pétrea de Imanol en los escalafones inferiores de los que procede. Doce los veinticuatro futbolistas con ficha profesional de la Real Sociedad se formaron en la cantera donostiarra, de la que también proceden chicos con dorsales por encima del 25 como Lobete o Robert Navarro, que posiblemente tengan hoy minutos en el Metropolitano porque la pasarela entre el primer equipo y el filial es muy transitada en Anoeta: once miembros de la plantilla del Sanse que dirige Xabi Alonso en Segunda ya han debutado en partido oficial con Alguacil.

Ausente por lesión el fabuloso Mikel Oyarzabal, sin embargo, la principal atracción del líder será Alexander Isak, un chaval de 22 años de origen eritreo que se yergue como la gran amenaza de España en el partido contra Suecia que puede mandar a la selección a la repesca mundialista. Autor de 33 goles en sus dos primeras temporadas en San Sebastián, este ariete felino y zanquilargo todavía no ha marcado en la presente Liga, aunque sí ha hecho dos goles en la competición europea, entre ellos el que le dio el jueves una vital victoria a su equipo en Austria, frente al Sturm Graz. Isak llegó a la Real Sociedad tras haber jugado ya en tres clubes de tres países (AIK Solna, Willem II y Borussia Dortmund) pero Imanol Alguacil lo alineó por primera vez cuando aún no había cumplido los veinte. No es canterano, pero casi…