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Simeone, diez años para cambiar el Atlético

El Cholo cumple el día 23 un decenio en el banquillo del equipo rojiblanco. Una de las épocas más gloriosas del club que salió del agujero para volver a ganar títulos

Simeone, entre Enrique Cerezo y José Luis Pérez Caminero el día de su presentaciòn
Simeone, entre Enrique Cerezo y José Luis Pérez Caminero el día de su presentaciònlarazon

El 23 de diciembre de 2011 el Atlético presentaba a un nuevo entrenador sin saber que estaba empezando a cambiar su historia. Simeone llegó para apagar un incendio y ha acabado construyendo uno de los mejores periodos del Atlético en toda la historia.

Cuando llegó, el Atlético acababa de ser eliminado en la Copa por el Albacete, de Segunda B. Y en Liga era décimo, a 21 puntos del líder y a diez de la Liga de Campeones. Diez años después el Atlético ha ganado dos Ligas, una Copa del Rey, dos veces la Liga Europa y dos Supercopas de Europa, además de haber llegado a dos finales de la Liga de Campeones.

El Atlético ha crecido desde entonces. Y ha cambiado. Desaparecieron el director deportivo, José Luis Pérez Caminero –compañero suyo en el Atlético del doblete–, el «Mono» Burgos, su segundo entrenador, y José Luis Pasques, su jefe de prensa. Pero el Cholo sigue siendo la bandera del Atlético.

Con el «Mono» compartía supersticiones. A Burgos lo acompañaba siempre su abrigo, aunque fuera en los días más calurosos del verano. No hacía falta que se lo pusiera. Viajaba con él, en su percha. «Por cábala», decía.

«Es el cuerpo técnico más supersticioso que he visto en mi vida. Nunca vi nada igual», explicaba el lateral brasileño Guilherme Siqueira en Espn hace unos días. «Teníamos un protocolo al salir del hotel, en el autobús y hasta el momento del partido. En el bus tenían que sonar siempre las mismas canciones. Y en el vestuario, igual», cuenta el brasileño. El protocolo era inamovible. Y así, un partido tras otro.

La exigencia del Cholo le ha llevado a utilizar a muchos jugadores en estos años. Se siente obligado a renovar la plantilla porque su discurso y sus métodos pueden acabar agotando a los futbolistas. Pero cuando uno entra en el círculo del Cholo lo quiere para siempre. Fue el caso de Diego Costa y ahora es el de Griezmann. Los dos regresaron al Atlético por su empeño. Y porque el Cholo es el primer aval para la llegada de algunos futbolistas.

Sucedió con ellos y también con Luis Suárez, al que convenció para que cambiara Barcelona por Madrid. Aunque ahora su relación no parezca atravesar su mejor momento. El entrenador del Atlético prefirió no hacer comentarios sobre el enfado del uruguayo al salir del campo en Sevilla el pasado fin de semana. «Pelotudo de mierda, siempre igual», decía el delantero cuando abandonaba el césped. «Necesitamos que el equipo tenga más juego asociado y que se acerque más al área para que pueda ser letal como el año pasado», afirma el técnico.

La llegada de Simeone removió la estructura del club de tal manera que se convirtió también en el mejor portavoz del Atlético. A medida que la figura del Cholo crecía menguaba la presencia en los medios de los dirigentes rojiblancos.

Pero eso no le libra de sentirse discutido. Diez años después de su llegada el Atlético ha dado por primera vez un paso atrás. Está fuera de los puestos de Champions y a catorce puntos del líder. Ha perdido los tres últimos partidos de Liga, algo que no le había sucedido nunca en estos diez años. Es discutido por primera vez, aunque eso no afecta al crédito que tiene en el club. «Los resultados no son los que quisiéramos, pero tengo confianza en mis jugadores. Están trabajando bien y si tengo algo es paciencia», advierte el Cholo.