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Opinión

Julián Álvarez y los síntomas del Atlético

Los méritos acumulados por el Atlético se han ido al garete en cuatro días

Julián Álvarez, en San Mamés
Julián Álvarez, en San MamésAFP7 vía Europa PressEUROPA PRESS

Después de un mes de noviembre muy amable en el calendario, tanto por los rivales como por no jugar apenas fuera de casa, el Atlético ha vuelto a descolgarse de la lucha por el título de Liga al ser incapaz de sumar puntos en cuanto le toca coger el avión. Las derrotas frente al Barcelona en el Spotify Camp Nou y el Athletic Club en San Mamés han dejado a los del Cholo Simeone al borde del precipicio, a nueve puntos del líder y con la sensación de que todo lo remado el mes pasado se ha ido al garete en apenas cuatro días.

Cierto es que se trata de dos campos donde el Atlético puede perder, pero las sensaciones, salvo para el entrenador rojiblanco, no son muy halagüeñas. Aunque esto sea poco menos que el día de la marmota, no se debe dejar de decir que este equipo sólo funciona cuando es ambicioso, juega al ataque y sin complejos. Si en Barcelona se comió a su rival hasta que se puso por delante y cerca estuvo de empatar cuando ya tenía el partido perdido, contra los de Valverde no arriesgó nada y eso fue precisamente lo que se llevó de Bilbao, nada.

Tanto se preocupa el Cholo de que no le hagan goles que se olvida de intentar hacerlos, hasta el punto de que Julián Álvarez, esa estrella del fútbol mundial que el año pasado se codeaba con los mejores este año parece su primo lejano. El problema del delantero argentino no es sólo ya que no vea la portería rival, ya que no falla mucho, es que apenas tiene ocasiones de gol. Está desconectado del resto del grupo, del juego del equipo y lejos del jugador que debería ser. Su rendimiento es un síntoma de los males del Atlético.

Entre que él no está bien y que el fútbol de Simeone estos últimos años hace muy difícil que destaque un jugador de medio campo hacia delante, su fuego se va apagando, esta vez sí, partido a partido.

El Atlético vuelve a la cuerda floja, a un paso de decir adiós al título de Liga antes de las campanadas y sin solucionar la oscuridad que le envuelve cada vez que se aleja del Metropolitano.