Historias del balón

La falta más letal del fútbol no fue humana: el perro que lesionó a un jugador y lo retiró de por vida

La imagen de un perro en una cancha de baloncesto ha dado la vuelta al mundo hasta hacerse viral, pero la "entrada canina" más famosa del deporte ocurrió en un campo de fútbol.

Chic Brodie nunca se recuperó de la entrada de un perro que saltó al césped
Chic Brodie nunca se recuperó de la entrada de un perro que saltó al céspedTwitter

Estos días, la imagen de un perro en una cancha de baloncesto ha dado la vuelta al mundo. En plena disputa del partido entre Chile y Argentina dejó la graciosa y tierna imagen de un perro que se colaba en la cancha mordiendo y robando el balón. Solo le faltó meter una canasta. Nadie sabe por dónde se coló el animal de cuatro patas pero robo la pelota y casi hace que se caiga Bolmaro. Por suerte para el argentino, todo quedó en una simpática anécdota.

Nada que ver con la "entrada canina" más famosa y letal del deporte. En el mundo del deporte las lesiones son una de las trabas con las que los deportistas deben lidiar cada temporada. Algunas son inevitables y se deben a lances de la propia competición pero hay otras que son producto del infortunio y, en muchos casos, absurdas. Una celebración inapropiada, una botella de champán, un baile e incluso u pero juguetón han dejado al atletas de élite en el dique seco durante meses o han puesto fin a su carrera.

Pero si hay una retirada inexplicable esa es la de Chic Brodie, el portero con más mala suerte de la historia. Charles Thomas George Brodie jugaba en la liga inglesa de los años 50 y 60.

Este canterano del Manchester City, que apenas pudo actuar en el club por estar a la sombra del alemán Bert Trautmann -protagonista del film biográfico "The Keeper"- tuvo que dejar el fútbol por un choque fortuito con un perro que había ingresado en el terreno de juego sin autorización. Un pequeño terrier blanco saltó al terreno de juego persiguiendo la pelota, hasta que el balón acabó en las manos de Brodie. Lamentablemente, el terrier no parecía tener muy claro las reglas del juego y no dudó en cargar contra el guardameta que cayó desplomado al suelo. El resultado: rótula destrozada, ligamentos dañados y el primer jugador que deja el fútbol profesional lesionado por un perro.

Para entonces, Brodie jugaba en el Brentford tras pasar por Gillingham, Aldershot, Wolverhampton Wanderers y Northampton Town. Aunque pudo regresar tras la lesión para jugar 4 ó 5 partidos más, aquella rotura de los ligamentos en la rodilla fue decisiva para el fin de su carrera. Brodie regresaría para jugar al fútbol de manera no profesional, pero apenas tendría presencia en Margate, Weadlstone y Maidstone United.

Tras la retirada obligatoria por la lesión, el desafortunado guardameta se convirtió en taxista de Londres ya acabó falleciendo por un cáncer a los 63 años en el año 2000.