Opinión
La final de Copa, entre el fútbol del Barça y la vergüenza del Madrid
Hansi Flick, con educación y poco protagonismo, ha hecho de este Barcelona un gran equipo
Hubo partido final de Copa, ¡y qué partido! Después de la pataleta del Madrid en la previa amenazando a través de todos sus mecanismos mediáticos con no jugar la final porque los árbitros designados no les convencían, los aficionados pudieron disfrutar de la gran fiesta del fútbol español.
El homenaje a este deporte estuvo en los 120 minutos de juego, porque la previa y el final fueron un bochornoso esperpento protagonizado por el de siempre. Se trata de ese equipo ultrapoderoso que deja de respirar cada vez que no gana, dispuesto a emprender una guerra contra el mundo entero creyéndose el Che Guevara cuando la realidad le separa poco de un terraplanista empeñado en vivir una realidad distinta a la del resto del planeta. En esa intentona de desprestigiar el fútbol español hasta la destrucción del mismo para conseguir jugar una liga sólo entre archimillonarios se ejerce una presión sobre los árbitros que, todo se ha dicho, les sale muy a cuenta.
González Fuertes, árbitro de VAR, avisó al bueno de De Burgos Bengoechea para anular un penalti a favor del Barca en el tiempo de descuento, pero se olvidó de hacerlo con dos faltas clamorosas dentro del área de Ceballos y Rüdiger, respectivamente. Este último, que tanta gracia hace entre el madridismo, estaría más tiempo sancionado que disponible para jugar si llevase una camiseta de otro color.
Con un arbitraje justo, el Barca hubiera ganado con menos sufrimiento, pero con la misma justicia con la que finalmente levantó el trofeo. Pedri, Lamine y compañía tienen demasiado fútbol para un grupo lleno de individualidades que sólo se convierte en un equipo para protestar, presionar y tirar botellas y hielos al árbitro al finalizar el partido.
Si en el Metropolitano, en Champions, demostraron que no saben ganar, en La Cartuja demostraron que tampoco saben perder. El contraste es Hansi Flick, que con educación y poco protagonismo, ha hecho de este Barça un gran equipo al que da gusto ver jugar al fútbol. Enhorabuena.