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Si se mira el reparto de minutos del Barcelona esta temporada hay diez titulares claros. Iñaki Peña ha participado 1.665 minutos; Balde, 1.745; Lamine Yamal, 1.763; Casadó, 1.810; Pedri, 2.037; Cubarsí, 2.089; Lewandowski, 2.098; Raphinha, 2.154; Koundé, 2.217; e Iñigo Martínez, 2.288. Han jugado otros 18 futbolistas en la temporada, pero ninguno llega ni a 900 minutos (algunos como Ter Stegen, por su grave lesión). Flick tiene un equipo base claro y el undécimo hombre sería Dani Olmo (813), que ha tenido algunos problemas durante el curso: se perdió las dos primeras jornadas de Liga por el tema de la inscripción, que ha reaparecido ahora y le ha hecho faltar en Copa y en las semifinales de la Supercopa, y además estuvo casi un mes en la enfermería. Después de su lesión muscular le costó más tener el nivel de antes e incluso en el último partido de 2024, importante porque el rival era el Atlético, se quedó en el banquillo.
Una vez reinscrito, de forma temporal al menos, las opciones de Flick aumentan, y también las dudas, de esas que a los entrenadores les encantan, aunque les pagan para elegir. Contra el Athletic Club la posición de Olmo la ocupó Gavi, que marcó un gol y firmó un buen partido. «Tenía confianza y aportó mucho al equipo. Creo que va a jugar, pero todavía no estoy cien por cien seguro», ha explicado Flick, dando a entender que el andaluz parte con algo de ventaja para esa undécima plaza hoy ante el Real Madrid o intentando jugar al despiste. El buen ambiente entre los jugadores se vio en que el tanto que marcó se lo dedicó a su compañero, haciendo el gesto del reloj.
Gavi regresó de su rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla el 20 de octubre. Estuvo prácticamente un año parado y se ha tenido paciencia con él. El Clásico liguero del Bernabéu, por ejemplo, fue su tercer encuentro desde que volvió, y participó tres minutos. Ha ido aumentando su presencia y ya está preparado para jugar un partido completo. Parece en principio un futbolista perfecto para la idea de Flick de presionar fuerte. Olmo es un futbolista más desequilibrante. Son dos perfiles distintos para un mismo puesto.
La pregunta con este último es cómo estará mentalmente después de la tensión del comienzo de año, cuando no sabía si iba a poder seguir jugando. «Al jugador tienen que aislarlo del conflicto que pueda tener la directiva», opina José Carlos Jaenes, psicólogo de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y que trata con deportistas de élite. «Yo le diría: ‘‘Sal ahí, eres un jugador de primera categoría, mundialista, con muchísima experiencia y esto es una oportunidad; haz lo que sabes hacer, tranquilo, tus compañero te van a apoyar. Lo plantearía de una manera muy positiva. Le puede afectar los primeros 5 o 10 minutos, no sé cómo van a reaccionar los seguidores del Madrid, puede que aprovechen la situación, pero una vez que los futbolistas salen al campo y están situados, las cosas que pasan alrededor se difuminan. Le alertaría de esto, que no entre al trapo, y que los compañeros le arropen. Después, confiaría en la autonomía del jugador, que está en la selección, es de primer nivel», añade el psicólogo.
La actitud de Dani Olmo y de Pau Víctor con el club durante todo este conflicto ha sido impecable. Ni una palabra mala, al revés, sólo ánimos al equipo desde las redes sociales, y a entrenar cada día. Ahora pueden volver a jugar.
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