Octavos
Livakovic, primer héroe del Mundial, da el pase a Croacia en los penaltis
El guardameta croata se conviritó en el héroe al parar los penaltis tras 120 minutos de partido en los que apenas pasaron cosas
Croacia necesitó el tiempo extra y los penaltis que no tuvieron ni Alemania ni España para derrotar a una Japón resistente hasta el final. Un ejemplo de selección que ha aprendido a competir, a hacer los partidos largos, a conseguir que no pase nada y aprovechar al máximo los recursos y sus pocas oportunidades en ataque.
Japón perdió porque los Mundiales siempre hay un día para que un portero alcance la gloria. Y Livakovic, el portero croata se convirtió en uno de los primeros héroes del campeonato de Qatar. No dudó nada en los penaltis, en el momento decisivo. Ahí, cuando habia que apostar por las individualidades, dar la cara y no estar protegido por el funcionamiento colectivo, los futbolitas de Japón perdieron todo el temple. Eso de que la portería se hace pequeña para el delantero fue un tópico, que no gustará a Luis Enrique, pero que se cumplió ante los atemorizados japoneses. El portero croata fue un gigante, que llegaba a cualquier esquina. En realidad, ni siquiera eso le hizo falta. Los japoneses tiraron mal y se acabó uno de las mejores historias del Mundial. El matagigantes murió en el último segundo.
Hasta el momento en el que los jugadores tenían que mostrar su iniciativa individual, Japón fue lo que quiso ser durante casi todo el encuentro. Hizo lo mismo que contra Alemania y España: llevar al partido hacia la nada. Que no haya noticias, son buenas noticias. Y Japón lo consiguió después de que Croacia empatase el partido.
Porque lo que cambió de los otros partidos de la selección asiática es que se adelantó en el marcador, algo que no estaba en el guión. Pero que mereció cuando acababa la primera parte y los jugadores croatas se hartaron de mover la pelota sin destino ninguno. Croacia tuvo una ocasión al comenzar el encuentro, pero después el choque se le hizo una montaña y se aburrió. Eso es mortal contra Japón, que en cuanto puede, se marcha al ataque. Y según pasaban los minutos, se vio muy superior al rival, le hacía daño con llegadas cada vez más continuas. El colapso del que hablaron alemanes y españoles. El colapso del que no despertaba Croacia. Hasta que se llevó el golpe antes de que el encuentro llegase a la mitad.
Fue Perisic, un futbolista que rinde muy bien en los campeonatos con su selección, quien rompió el muro rival con un cabezazo espectacular, pegado al palo. Acababa así con la desesperación de un equipo que está en cuartos de final, pero que va a tener que mejorar prestaciones porque va muy apurado todo el rato.
Le falta la soltura que tuvo hace cuatro años, cuando llegó hasta la final. Pero en Qatar, los errores de Lukaku le salvaron de irse a casa antes de los cruces y un portero salvador la mantuvo con vida en octavos. A Modric se le ve cansado y fue sustituido, como Kovavic cuando el partido avanzaba, porque se le había apagado la luz. No la tuvo muy encendida, aunque por ser quien es, siempre deja un pase, una jugada importante. Fue insuficiente para liderar a Croacia.
Con el empate en el marcador dejaron de pasar cosas. Porque Japón eso lo hace como nadie. Anula al rival, le desespera y juega con su paciencia. Esperaba su momento y si este no llegaba, esperaba los penaltis.
Lo que pasa es que fue demasiado. El partido llegó con lentitud hasta su desenlace final. Con mucha más emoción y nervios que fútbol, con más miedo que ocasiones. Los penaltis decidían. Y ahí, a Japón le faltó la claridad individual que sí tuvo como grupo. Perdió y se va con la cabeza alta, mientras que Croacia apura hasta el final sus últimos momentos.
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