Fútbol

Real Madrid - Villarreal (4-1): El Madrid rebosa

El Real Madrid gana al Villarreal en otro gran partido de los de Ancelotti. Belligham marcó, otra vez, como Rodrygo. También Brahim y Modric. Alaba, lesionado

Real Madrid- Villarreal @Gonzalo Pérez Mata
Real Madrid- Villarreal: Bellingham marcó el primer golGonzalo Pérez Mata Fotógrafos

Abre los brazos Jude Bellingham, y los abre muy a menudo, 13 veces ya en LaLiga esta temporada y al madridismo le dan unas ganas locas de abrazarle. No puede, porque son muchos los madridistas y la cola sería muy larga, así que lo hace simbólicamente cantando el «Hey Jude», que es un modo de agradecerle que tras las salidas de Cristiano Ronaldo o Benzema, llegadas lastimosas como Hazard o tardanzas como Mbappé o Haaland, la afición ha encontrado un héroe con el que sentir que puede llegar hasta donde quiera y que el futuro, frente a clubes estado y demás, está garantizado. Un futbolista con el que indentificar una etapa: Di Stéfano, Amancio, Camacho, Butragueño, Raúl, Zidane Cristiano Ronaldo-Benzema y ahora Jude.

 Los números de Bellingham en su comienzo madridista dan para compararlo con cualquier mito que ha vestido la camiseta blanca, pero es que su fútbol, lo que hace en el campo, más allá de los goles, da para lo mismo. Se le compara con Zidane y los más atrevidos, con Di Stéfano, que, dicen, empezaba las jugadas y las acababa. Y los que no le vimos tenemos que imaginar que el futbolista que cambió la historia del Real Madrid y por tanto la historia de fútbol español y, por tanto, la historia del mundial, ejecutaba lo mismo que hizo Bellingham en el primer gol del encuentro contra el Villarreal: recibió algo más adelantado del centro del campo y pegó un camibio de sentido kilométrico hacia la banda de Lucas Vázquez. Éste controló, se la dio a Modric, que acarició el balón (fue un mimo, un toquecito, como quien quiere comunicar cariño a un hijo, un amigo, un cómplice), acarició el balón, decíamos, y la pelota acabó volando hacia el área pequeña. Y ahí estaba Bellingham, hasta allí había llegado, más rápido de lo que se lee esta descripción de la jugada, con zancada ligera, para pegar un salto potente, otro más, y rematar abajo, como suponemos los que no lo vimos pero lo leímos y lo recordamos como si lo hubiésemos visto, lo hacía Di Stéfano.

 

Bellingham, que se fue enfadando por las patadas y agarrones que recibió durante el partido, abrió el partido a un Madrid que sólo dudó unos instantes,cuando, en la segunda parte marcó Morales, un futbolista experto en hacer goles al equipo blanco. Pero no duró mucho, porque ahora mismo, nadie le dura mucho al equipo de Ancelotti, de dulce, competitivo hasta con el marcador abultado, que vuela y en el que todos están de subidón. Lo está Rodrygo, que como los expertos goleadores, no necesita aparecer mucho para marcar goles. Hizo el segundo en un partido en el que no estaba siendo protagonista porque le pasa lo que a los buenos delanteros: que está tan bien situado que parece que la pelota siempre le cae a él.

El Villarreal de Marcelino, con evidentes problemas de confianza esta temporada, quiso esperar al Real Madrid y eso fue un caramelo para un equipo comandado por Kroos, que es una brújula que nunca se rompe, y Modric, que ha aprovechado las ausencias en el centro del campo para dejar muy claro que tiene cuerda para rato. Y cuerda de la buena: como Valverde hace todo el trabajo sucio, Luka puede vivir más cerca del área. Ahí hace más daño, porque juega con mucho criterio en una zona muy peligrosa y porque puede llegar a gol, como hizo en el cuarto, cuando la fiesta blanca era casi completa.

Antes había marcado Brahim, otro futbolista que está haciendo una temporada mucho más que meritoria. Tiene tanta habilidad como el mejor de la plantilla y eso se vio en su arrancada y en delicioso regate al borde del área, que le dejó solo frente al portero.

Con el Barcelona lejos, con Ancelotti recuperando a Tchouameni y con un equipo que ahora mismo no tiene techo, el Madrid sólo siente un poco de aprensión cuando mira hacia su zona defensiva y ve que los futbolistas principales caen sin remedio. Alaba no pudo ni completar la primera mitad tras tropezar en una presión. Se fue al suelo y ya supo que se había roto: su cara reflejaba el espanto. Tampoco salió Mendy en la segunda parte. Ni uno de los cuatro defensas titulares está sano.