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Alexander Sorloth, el vikingo que amenaza al Real Madrid

El delantero noruego llega al Santiago Bernabéu con la Real Sociedad. Ha marcado en las últimas cinco jornadas y está enamorado de San Sebastián

Alexander Sorloth, en un partido de esta temporada con la Real Sociedad
Alexander Sorloth, en un partido de esta temporada con la Real SociedadJoan MonfortAgencia AP

Solo Lewandowski, Joselu y Benzema han marcado más goles que Alexander Sorloth (Trondheim, 27 años) en lo que va de Liga. El delantero noruego de la Real Sociedad llega en racha al Santiago Bernabéu después de haber marcado en las últimas cinco jornadas y firmar unos convincentes 12 goles en 24 partidos jugados en todas las competiciones. Son 8 en Liga, 2 en la Copa del Rey y otros 2 en la Europa League para un trotamundos que se formó en la cantera del Rosenborg y que ha jugado en Países Bajos (Groningen), en Dinamarca (Midtjylland), en Bélgica (Gante), en Inglaterra (Crystal Palace), en Turquía (Trabzonspor) y en Alemania (RB Leipzig). «Me gusta conocer muchos países y viajar. Quiero jugar y si no me siento bien intento buscar otro lado, no me arrepiento de ninguno de los clubes o ciudades en los que he estado», decía en una entrevista a «Noticias de Guipuzkoa». Ahora está enamorado de San Sebastián, donde le gustaría quedarse una vez que termine esta segunda cesión en la Real. «Es una ciudad muy hermosa, a mis amigos también les encanta y, en cuanto pueden, vienen. Siempre tengo visita en casa. Hay muy buen ambiente y la gente es agradable», asegura. Le gustaría no tener que marcharse, primero por la confianza que le está dando Imanol Alguacil, su entrenador, y segundo por lo bien que se come. «Antes de llegar, no tomaba pescado nunca. Ahora no dejo de hacerlo. Los restaurantes aquí son increíbles. Me encantan Arzak y Rekondo», insistía en esa misma entrevista.

Su situación actual, como jugador clave en el tercer clasificado de la Liga Santander, es un cúmulo de muchas circunstancias. El curso pasado llegó cedido desde el Leipzigpara ocupar el hueco que dejaba Willian José, que se marchó a préstamo al Betis. Su rendimiento dejó dudas (7 goles en 44 partidos), así que la Real no ejecutó la cláusula de compra. Este curso los goles de los donostiarras iban a ser cosa de Isak, que acabó marchándose al Newcastle, y entonces la Real apostó por el fichaje más caro de su historia: Umar Sadiq, por el que pagó 20 millones y que se rompió la rodilla poco después. También se había producido el regreso de Sorloth, que después de la grave lesión de su compañero pasó de secundario a actor principal. Por esa mala noticia se le multiplicaron los minutos y los está aprovechando este rubio de 1,95 metros de altura con cuerpo de «9» puro, pero que se siente muy cómodo también llegando desde la banda izquierda. A pesar de su estatura, no es su mejor virtud el juego aéreo, aunque lo que sí es seguro es que por mucho que remate de cabeza nunca se le mueve su impecable tupé. «Creo que es porque mi madre tenía un pelo muy fuerte y lo heredado de ella», asegura este internacional noruego, que comparte selección con Erling Haaland, al que le cedió el dorsal «9» de su país. La versión «romántica» es que se lo cedió generosamente, aunque también podría haber intereses comerciales por parte de la Federación en que fuese la estrella del Manchester City el que llevase ese dorsal. De Haaland, más que destacar su olfato anotador, se queda con que sigue siendo el mismo ahora que está en la cima que cuando lo conoció hace cuatro años.

Sorloth está en el mejor momento de su carrera, algo parecido a lo que le sucedió en Turquía, donde hizo 33 goles en 49 partidos con el Trabzonsport cedido por el Crystal Palace. Esa explosión le valió el traspaso al RB Leipzig por 20 millones de euros, pero en Alemania no consiguió acercarse a esos números. En la Real ha tenido que esperar a su segunda temporada para recuperar esa puntería que puede hacer que los donostiarras acaben negociando un precio para quedárselo en propiedad. El próximo curso volverá Sadiq, pero Sorloth no quiere dejar de salir a cenar en San Sebastián.