Open de Australia

Carlos Alcaraz se queda a las puertas de la épica y lleva al límite a Berrettini, el siete del mundo

El murciano de 18 años perdió los dos primeros sets y amagó con remontar con un tenis poderoso. Sólo cedió en el súper tie break del quinto: 6-2, 7-6 (7/3), 4-6, 2-6 y 7-6 (10/5)

Carlos Alcaraz se estira para devolver una bola en su partido ante Berrettini
Carlos Alcaraz se estira para devolver una bola en su partido ante BerrettiniAndy BrownbillAgencia AP

Carlos Alcaraz estuvo ahí. Rozó la épica, llevó al límite a Matteo Berrettini, el número siete del mundo, en la tercera ronda del Open de Australia, y sólo cedió en el último momento: 6-2, 7-6 (7/3), 4-6, 2-6 y 7-6 (10/5). El suspiro y la cara del italiano lo decían todo: había pasado un rato malísimo y su servicio le ayudó a sacar adelante el partido. Sus palabras también fueron significativas: “Con la edad que tiene... Impresionante”, aseguraba el romano poco después de que su rival se marchara entre aplausos. Otra grada que se mete en el bolsillo el murciano. Y otro duelo para aprender, pese a la derrota. Va dando pasos de gigante Alcaraz en el mundo del tenis con sólo 18 años. Ya todos le temen.

¿Cuál es el punto fuerte de Matteo Berrettini? El italiano tiene una gran derecha, pero la clave de todo es el servicio. Un martillo. Pues en su primer turno de saque contra Carlos Alcaraz ya tuvo cuatro pelotas de break en contra... Pero las salvó todas. Y en el segundo otra, que también recuperó. El joven español prometía pelea con un arranque sensacional. Imponente incluso desde su aspecto, camiseta sin mangas, músculos en los brazos, piernas preparadas para dar las carreras que fueran necesarias. Pero el tenis es el deporte de las oportunidades. Si no se aprovechan, todo vuelve a cero. No lo hizo Carlos y sí Berrettini, que rompió el servicio del murciano. Entonces, algo sucedió en su cabeza. Tiene 18 años, le quedan muchas batallas memorables en una pista de tenis, y se aceleró. El hecho de haber comenzado tan bien y pese a todo verse con el marcador abajo le hizo querer ir demasiado rápido. Él corría y Matteo andaba, tranquilo entre punto y punto para apretar con la derecha una vez se ponía la bola en juego. De repente, Alcaraz era incapaz de meter tres pelotas seguidas. Buscaba demasiado pronto el tiro definitivo y las echaba fuera. Así durante un rato largo que hizo que el italiano sumara siete juegos seguidos para ponerse 6-2 y 2-0.

Encaminó el partido el número siete del mundo, pero el español no había dicho su última palabra. Tenía mucho margen de mejora en todos los sentidos: el táctico, el saque, la paciencia... Empezó a pasar más bolas, a buscar el revés de su oponente, que por ese lado tiene un golpe cortado maravilloso, pero a dos manos es más flojo. Fue recuperando la confianza Alcaraz e incluso igualó la ruptura que tenía en contra en ese segundo parcial, pero en el tie break jugó mejor Berrettini.

La ventaja era ya de dos sets, pero el partido era distinto. Los nubarrones en la cabeza del pupilo de Juan Carlos Ferrero se habían ido. Contra un oponente como Matteo siempre es difícil porque saca tan bien que deja pocas opciones. Pero había de nuevo equilibrio en el juego. Y esta vez el pelo de fortuna se puso del lado del murciano, que logró el break en un punto en el que la pelota tocó en la cinta y pasó. Después lo confirmó con su saque y miró a su banquillo con el puño bien apretado y gritando su “vamos” más estruendoso. Albert Molina, su agente, le decía que tuviera cabeza llevándose los dedos a la sien.

Le cambió a Alcaraz hasta el lenguaje gestual. Su cara volvía a ser la de un tenista confiado en lo que estaba haciendo. Encontró el camino cuando estaba perdido. Los duelos a cinco sets son largos y pueden dan muchas vueltas, pero hay que tener ideas y saber cómo regresar de la oscuridad. Era Berrettini quien no entendía nada en ese momento, maldiciendo. La confianza hizo que Carlos empezara a tirar más ganadores. La calma anterior le llevó a poder jugar rápido también y encontrar espacios por todos lados. Hasta el saque de su oponente llegó a desactivar en el cuarto set, con un doble break que llevó el encuentro a un quinto parcial que se presumía dramático. Ya sólo llegar hasta ahí era un triunfo para el español. Pero quería más. No se conforma. Está mentalizado ya, pese a su edad, para competir con cualquiera.

Se fue al vestuario Berrettini. Necesitaba tomarse un respiro para la pelea definitiva, que empezó con un contratiempo para él: en una carrera para dar un golpe de derecha se le quedó el pie enganchado y se lo torció. Alcaraz fue rápidamente a interesarse por él e incluso le recogió la raqueta del suelo. El fisio entró en la pista y el partido siguió.

Tampoco era una buena noticia para el español, que llegaba lanzado y se podía quedar frío con el parón. No debía perder el orden ni la estrategia, tratando de buscar el revés de su rival siempre que pudiera, hasta que se quedara una pelota corta y poder atacarle por ahí. El problema del tobillo se le olvidó rápido a Berrettini. El problema de Alcaraz para el favorito continuaba, y pronto amenazó con la rotura, en el tercer juego. El italiano sobrevivió y amenazó después en un resquicio que le dejó Carlos con dos dobles faltas: 30-40. Era un momento delicadísimo que el chico que acaba de llegar a la mayoría de edad solventó como un veterano: saque abierto, derecha y volea. Y lo completó después con un revés paralelo. Más igualdad, imposible con ese 2-2 en el quinto.

El jugador romano se había recuperado anímicamente y las revoluciones del partido subieron todavía más, con el público ya entusiasmado. Los siguientes juegos se hicieron durísimos, con problemas para ambos para sacarlos adelante. Había tensión. La sensación de más agobio era para Alcaraz, porque era el que iba por detrás en el marcador. Pero eso no le impidió inventarse contrapiés, dejadas, más ganadores... No se precipitó, siempre intentando buscar el revés del italiano. Cada juego que ganaba era celebrado con un grito. Puro alivio. Con 5-4, la primera vez que si perdía su saque lo perdía todo, fue cuando más firme jugó. Con 6-5 tuvo que afrontar una bola de partido después de tirar fuera una derecha y una volea, pero Berrettini restó a la red y después Alcaraz sacó su cañón. El partido se iba a un súper tie break en el que el servicio del italiano fue definitivo. Jugó todo el rato con primeros y eso le permitía mandar con su derecha. A mitad del desempate Carlos se equivocó en un punto, cambiando demasiado de direcciones y permitiendo que su oponente entrara con su gran golpe. Cogió una ventaja de 4-6 que ya no soltó. El español terminó con una doble falta. Un mal final para un partido enorme.