Energía

Eficiencia y rehabilitación, claves para acabar con la pobreza energética

Un estudio de Fundación Naturgy analiza las políticas de lucha contra este problema en Europa y ofrece consejos de mejora

Rehabilitación de una vivienda deficiente desde el punto de vista energético
Rehabilitación de una vivienda deficiente desde el punto de vista energéticoJoe Cool

«La eficiencia es el eje vertebrador para acabar con la pobreza energética», esta es una de las claves en las que hizo hincapié María Teresa Costa, directora de la Cátedra de Sostenibilidad Energética del IEB-Universidad de Barcelona, en la presentación del estudio «Pobreza Energética en Europa: un análisis comparativo», presentado ayer por Fundación Naturgy y elaborado por la Cátedra. El informe realiza una comparativa de las políticas de Alemania, Francia, Reino Unido, Portugal y España, y propone actuaciones para avanzar en la erradicación de esta problemática, agravada por las consecuencias de la pandemia. «Este estudio tiene el objetivo de ser un punto de partida» para la implementación de medidas estructurales, señaló el presidente ejecutivo de Naturgy, Francisco Reynés.

La presentación del informe se hizo vía online y contó con ponentes expertos procedentes de cada país analizado, así como de organismos europeos. María Teresa Costa, directora del estudio, explicó que en Europa «hay 50 millones de hogares en situación de pobreza energética, a los que podrían añadirse unos 4 millones más que no dan información sobre su situación». En 2018, en España un 9,1% de los hogares tenía una temperatura inadecuada en la vivienda (la media de la UE se situó en el 7,3%) y un 7,2% se retrasó en el pago de las facturas (la media UE era del 6,6%). En Portugal, estos porcentajes eran del 19,4% en cuanto a temperatura inadecuada y del 4,5% en cuanto al pago atrasado de los recibos; en Francia, del 5% y del 6,4%; en Reino Unido, del 5,4% en ambos casos; y Alemania arrojó los datos más bajos, con un 2,7% y un 3% respectivamente.

Las respuestas a la problemática también son diversas. Las fortalezas de España son la ayuda inmediata al pago de facturas a través del bono social eléctrico y térmico, y la implementación de medidas con impacto a medio y largo plazo como las relativas a rehabilitación energética.

España, junto con el Reino Unido, son los dos únicos países de los analizados que cuentan con un reconocimiento explícito del problema de la vulnerabilidad, una estrategia nacional y objetivos de reducción. Francia, aunque sí reconoce la problemática, no cuenta con una estrategia ni objetivos de reducción. Por su parte, Alemania no define ninguna de estas líneas de actuación porque engloba el problema dentro de la pobreza general. Portugal es el país a la cola, puesto que a pesar de que sí reconoce la problemática, no cuenta con una definición clara ni una estrategia ni objetivos de reducción.

El estudio también recoge las principales políticas implantadas para dar respuesta ante la pandemia: prohibición de la desconexión, pagos personalizados y subsidios o descuentos. Sólo España y Portugal tienen implementadas estas medidas.

Reducción del 25%

En cuanto al futuro, la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética tiene el objetivo de «reducir como mínimo el 25% de la pobreza energética para 2025», señaló Paula Santos Ortiz, asesora de gabinete de la Secretaría de Estado de Energía, y para ello surgen los compromisos de crear un nuevo bono social energético, extender el plazo de interrupción del suministro por impago, crear una web informativa, aumentar la eficiencia energética de los hogares y elaborar planes de desarrollo de la Estrategia. Jacobo Llerena, subdirector general de Eficiencia Energética en el ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, señaló también la importancia de la colaboración público-privada.

Propuestas para el cambio

El informe aporta un decálogo de recomendaciones de mejora. Según Costa, es importante fomentar el cumplimiento de estándares de máxima eficiencia energética y promover el autoconsumo. La directora del informe considera que se deben «establecer mecanismos de financiación viables adaptados a las circunstancias de los hogares vulnerables». El estudio reclama una mayor coordinación público-privada, potenciando «el uso de herramientas de tecnología de información». En este sentido, el documento considera que se debe «incrementar la participación de los agentes sociales» y priorizar las actuaciones que se adecúen a la realidad socioeconómica y al tipo de vivienda. Otra de las propuestas es reducir la complejidad de los procesos administrativos.

Por su parte, Stefan Bouzarovski, expresidente del Observatorio Europeo sobre Pobreza Energética, apuntó que la clave de un cambio real estará en «aumentar la inversión de capital, dar mayor apoyo a los afectados y mayor acceso a justicia».

Catharina Sikow, directora de Mercado Interior DGNER de la Comisión Europea, y Rafael Villaseca, presidente de la Fundación Naturgy, concluyeron el evento. Sikow recalcó al aumento de las dificultades de acceso a energía por los efectos de la Covid-19 pero lanzó un mensaje positivo: «La pandemia es una oportunidad de comprometernos con nuestros objetivos de una transición energética justa». Por su parte, Villaseca destacó la importancia de las labores de Fundación Naturgy, gracias a las cuales «se ha conseguido atender a más de 110.000 hogares en la lucha contra la pobreza energética».