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El legado de Trump

“Su balance económico fue bueno. Su gestión en general, un desastre”

Donald Trump
Donald TrumpEvan VucciAP

Probablemente lo único bueno de los 4 años de Trump haya sido la economía. Hasta la pandemia, los resultados macro del magnate fueron excelentes en casi todos los aspectos, desde el paro a la inflación pasando por el crecimiento, la deuda, el déficit y la recuperación en general. Pero el coronavirus tiró por la borda todo aquello y el aún hoy presidente se quedó con lo peor de su gestión: el populismo, la bravuconería, la insolencia, la falta de tacto y de respeto al oponente, un exceso de verborrea impropio de quien está al frente de la nación más poderosa del mundo. El balance económico de Trump, por tanto, fue bueno. Su gestión en general, un desastre caracterizado por el exceso: hostilidad hacia la Unión Europea, aliado natural de EE.UU; provocación constante a China, socio tecnológico inevitable hoy por hoy; postura impresentable respecto a los inmigrantes latinos, perseguidos por el simple hecho de serlos; racismo no escondido hacia los negros, planteamientos estrambóticos con relación a la pandemia… y promesas afortunadamente incumplidas como la del muro en la frontera mexicana o la intervención en Corea del Norte y Venezuela. Diríase que a Trump bien se le podría aplicar aquello de «perro ladrador, poco mordedor». Gastaba tanta energía en decir lo que quería, que al final no le quedaban fuerzas para hacerlo.

Y mejor así, porque el único plan que quiso llevar hasta el final acabó con cuatro muertos entre sus partidarios. Excitó a la masa tanto que sus patriotas quisieron ganar las elecciones asaltando el Capitolio. El esperpento populista llevado al extremo.