Economía

El Rubicón de Calviño: recuperación o crisis endémica

Déficit, deuda e inflación, los temores de la vicepresidenta económica. El impulso en la vacunación para relanzar el turismo en verano y la llegada de la ayuda europea, los mimbres para la reactivación

La vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño en una rueda de prensa
La vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño en una rueda de prensaEUROPA PRESS/A.Ortega.POOLEuropa Press

Nadie duda ya de que nada volverá a ser igual. Habrá un antes y un después, una vez la Humanidad supere la pandemia del coronavirus. Para bien o para mal, el virus ha mutado la forma de relacionarse entre los seres humanos y, así, ha trastocado, sin remedio, la economía mundial. Ante este sombrío panorama, es indudable que unos estados saldrán de esta crisis mejor parados que otros. Mientras, algunos países quedarán tocados durante décadas e incluso siglos. ¿Y España? El coronavirus ha hecho temblar y tambalear los cimientos de la economía española, colocándola de golpe en las postrimerías de la Guerra Civil. Como botón de muestra un 2020 nefasto como pocos años se recuerdan. En tan sólo unos meses el PIB se ha hundido y se han tirado por el desagüe casi 125.000 millones de euros, el déficit público se ha disparado casi al 11% del PIB, la tasa de paro se ha situado cercana al 16% de la población activa y la deuda pública ha crecido sin control y ha rebasado ya las cotas del 120% del PIB de 2020 hasta alcanzar en marzo pasado el 126,3%, cifra que, por mucho que se reduzca, hipotecará a las generaciones actuales y venideras, al menos, durante un siglo. Estos son los mimbres de los que parte España para remontar el vuelo y poder pasar a un escenario en el presente año en el que el PIB crezca el 6,5%, el déficit público baje más de dos puntos para quedar en el 8,4% del PIB, la tasa de paro se recorte hasta el 15,2% y la deuda pública se contenga cercana al 120% del PIB. Ante estas predicciones realizadas por el Ejecutivo tan solo hace un mes, la pregunta que surge es cómo se puede pasar del panorama más sombrío y desolador sin precedentes en tiempos de paz a un repunte económico de tal magnitud. El Gobierno ha construido este cambio de ciclo en la aceleración en el ritmo de vacunación contra la covid-19 y en la anhelada llegada de los fondos europeos.

Mientras tanto, el equipo de la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, se muestra optimista, desde la prudencia, sobre las señales que se atisban en el horizonte de leve recuperación. Según los asesores de la Vicepresidencia segunda, «con toda la cautela posible, hay señales más que evidentes de una leve reactivación», que comenzará en este segundo trimestre del año, tras el retroceso del PIB de enero a marzo no previsto por el Gobierno, con un contracción de la economía de cinco décimas, debido al impacto más severo de lo pronosticado de la tercera y cuarta ola de la pandemia. En este escenario, fuentes de la Vicepresidencia advierten de lo complejo de realizar predicciones en las actuales circunstancias.

De hecho, esta contracción obligó a Calviño a modificar el pasado 9 de abril sus pronósticos efectuados tan solo cinco meses antes, en octubre pasado. En ese escaso período de tiempo, revisó a la baja en, nada más y nada menos, 3,3 puntos porcentuales su previsión de crecimiento, que situó en el 6,5% en 2021, con el impacto de los fondos, frente al 9,8% de alza del PIB pronosticada tan sólo cinco meses antes, contabilizando también la ayuda europea. El margen de error cometido en tan breve lapso de tiempo es superior a un 33%.

Evidentemente, este retoque forzado a la baja de las previsiones macro, que apuntalaban un proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2021 poco creíble, también ha tenido un efecto domino sobre las previsiones de déficit público. El Gobierno ha rectificado sus estimaciones de déficit público y deuda pública para el período 2021-2024, que incluye en su Plan de Estabilidad, que, junto con el de Recuperación y uno de reformas estructurales, remitió a Bruselas para su aprobación el pasado 30 de abril para, así, poder abrir la puerta a la llegada a España de la ayuda europea. De esta manera, modificó al alza su previsión de déficit hasta el 8,4% del PIB, frente a su previsión inicial del desfase de las cuentas públicas del 7,7% del PIB. Es decir que el déficit público crecerá este año 8.000 millones más de lo previsto inicialmente.

Primeros brotes

La contracción del PIB en el primer trimestre y el retraso en el despliegue de los fondos europeos explican la rebaja de la previsión del crecimiento del PIB en este año en 1,2 puntos porcentuales aproximadamente. Mientras que los 2,1 puntos restantes hasta completar los 3,3 puntos de menos que crecerá el PIB se deben al impacto en la economía de la cuarta ola de la pandemia y al retraso en el ritmo de vacunación. Sin embargo, ahora el proceso de vacunación se ha acelerado y, con ello, la esperanza de que se reactive el turismo este verano, uno de los indicadores en los que se basan los brotes verdes que comienzan a surgir. Las estimaciones de Exceltur apuntan a que este verano se recuperará más del 70% de la actividad turística registrada en 2019, año récord para el sector. No obstante, este sector seguirá sumando pérdidas de alrededor de unos 20.000 millones. En este escenario, habrá que espera a la temporada de Navidad, Semana Santa y, especialmente, al estío de 2022 para conseguir retomar el pulso del turismo anterior a la pandemia.

Más empleo

El Gobierno espera que en este ejercicio la tasa de paro baje al 15,2% de la población activa y se creen 350.000 empleos netos, después de una destrucción de puestos el año pasado cercana al millón. Estos datos son otros de los indicadores que abren una ventana a la esperanza. Además, más de 160.000 trabajadores acogidos a ERTE se han reincorporado ya a sus puestos de trabajo, quedando la cifra de los que aún continúan bajo este paraguas por debajo de 640.000. Con estos frágiles, pero ciertos, mimbres, el Gobierno apuesta por una leve reactivación este trimestre, que se acentuará de la mano del ritmo acelerado de vacunación, que permitirá la entrada de turistas este verano. Y, como no podía ser de otra manera, el Ejecutivo tiene puesta todas sus esperanzas en que estos brotes de reactivación se apuntalen con la llegada de los fondos europeos a finales del primer semestre de este año. En principio, España recibirá a finales de junio un adelanto de casi 10.000 millones de los 70.000 millones que le corresponde a fondo perdido del Plan de Recuperación de la UE para la reconstrucción de la era postcovid-19. La vicepresidenta segunda confía en poder recibir al final del segundo semestre de este año otros casi 17.000 millones. De esta manera, completaría el anticipo de 27.000 millones de ayuda europea prevista en los Presupuestos.

Esta ingente partida, junto con la aceleración de la vacunación contra la covid-19 y, por tanto, la llegada de turistas, le permitirá a Calviño atravesar el Rubicón de la crisis, con planificación al contrario que Julio César. Sus legiones para traspasar la etapa de crisis hacia la de recuperación no son otras que el ritmo de vacunación, la llegada de los 140.000 millones de fondos europeos (70.000 millones a fondo perdido y 70.000 en préstamos) y la adopción de las reformas estructurales imprescindibles para que Bruselas siga abriendo el grifo de su ayuda. De ahí que, cada vez que la ocasión se lo brinda, reitere su aviso a navegantes: la urgencia en la adopción de todas las reformas estructurales desde el consenso para cumplir los hitos impuestos por la UE. La única reforma en la que no tiene prisa en aplicar es la de la subida de impuestos. Calviño vincula un alza generalizada de impuestos a que los brotes verdes florezcan y asienten totalmente la recuperación, algo que no ocurrirá, como pronto, hasta finales de 2022.

En el filo de la navaja

Pero ante esta savia nueva, Calviño no se relaja, consciente de las incertidumbres y los obstáculos múltiples y variados que planean sobre la economía. A su paso por el filo de la navaja, existen grandes escollos: una deuda pública desbocada, un déficit público excesivo para Bruselas y una subida de precios que amenaza con indexar las cuentas públicas del año que viene en un bucle sinfín que afecte de nuevo al déficit y a la deuda. De hecho, en cuestión de meses la economía ha pasado de una etapa desinflacionista a un alza de precios en abril hasta el 2,2%. En este contexto, los organismo públicos y privados, incluidos la AIReF y el Banco de España, alertan contra esa espiral alcista de precios y de su impacto en la economía. Por el momento, estiman un alza media superior al 1.5% de la inflación. En este escenario, existen brotes verdes incipientes, sólo hay que esperar a ver si germinan.