Los efectos del virus

La pandemia duplica los españoles en situación de pobreza extrema

El 7% de la población se encuentra en situación de carencia material severa, frente al 4,7% de antes de la irrupción del coronavirus

Decenas de personas acuden al reparto de alimentos que la Fundación Madrina realiza en la Plaza San Amaro en Madrid el pasado junio
Decenas de personas acuden al reparto de alimentos que la Fundación Madrina realiza en la Plaza San Amaro en Madrid el pasado junioDavid FernandezAgencia EFE

La pandemia del coronavirus ha provocado una recesión económica de tal magnitud que el número de españoles en situación de pobreza extrema prácticamente se ha duplicado en un año. Según la Encuesta de Condiciones de Vida que realiza el INE, el 7% de la población española se encontraba el año pasado en situación de carencia material severa, frente al 4,7% de 2019. Este dato es el más elevado desde 2014, cuando, todavía saliendo de la Gran Recesión, el indicador se elevó al 7,09%.

Una persona está en situación de carencia material severa si vive en un hogar que declara tener carencia en al menos cuatro elementos de los nueve de una lista confeccionada por el INE y que incluye no poder puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año, una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días, mantener la vivienda con una temperatura adecuada, no tener capacidad para afrontar gastos imprevistos (de 750 euros), haber tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad...) o en compras a plazos en los últimos 12 meses, no poder permitirse disponer de un automóvil, de un móvil, de una tele o de una lavadora. De los nueve conceptos que determinan la inclusión de la población en situación de carencia material, los que más empeoraron en 2020 fueron, según el INE, haber tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal o en compras a plazos en los últimos 12 meses (13,5%, frente a 8,3% en 2019), no poder permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada (10,9%, frente a 7,6%) y no poder permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días (5,4%, frente a 3,8%).

Junto al indicador de carencia material severa, el año pasado también empeoró el de la población en riesgo de pobreza, que pasó también del 20,7% al 21%. Por el contrario, el porcentaje de personas residentes en hogares con baja intensidad en el empleo se redujo nueve décimas y se situó en el 9,9%.

La suma de ambos indicadores ha provocado que la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social Arope (por sus siglas en inglés, At Risk Of Poverty or social Exclusion), que mide la pobreza relativa en Europa, se situó en el 26,4% de la población residente en España, frente al 25,3% registrado el año anterior. El 36,% de la población que ha alcanzado un nivel educativo equivalente a educación primaria o inferior estaba en riesgo de pobreza o exclusión social en la encuesta de 2020 (con ingresos del año 2019). Por su parte, cuando el grado alcanzado era la educación superior, dicha tasa se reducía al 13,7%.

Los mayores de 65 años, los peor parados

Las personas de más edad son a las que la pandemia ha golpeado con más dureza no solo en el plano sanitario sino también en el económico. Aunque la tasa Arope subió en todos los tramos de edad, lo hizo con más fuerza entre los mayores de 65 años, creciendo aumentó 4,8 puntos. Entre los menores de 16 años subió 1,1 puntos y en el grupo de 16 a 64 años repuntó una décima. La tasa de riesgo de pobreza, que mide cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población, también se cebó con las personas de más edad. Aumentó 4,3 puntos para los mayores de 65 años y 0,5 puntos para los menores de 16 años. Por el contrario, bajó 0,9 puntos para el grupo de edad de 16 a 64 años.

El INE, al margen del Arope, ha construido también un indicador de intersección entre las poblaciones que se encuentran en cada una de las tres situaciones. Así, en 2020 (con datos de renta de 2019), un 1,4% de la población estaba a la vez en situación de riesgo de pobreza, con carencia material severa y con baja intensidad en el empleo.