Análisis

La tiranía socialista empobreció a Cuba

Su renta per cápita ha pasado de ser superior a la española hace 66 años a cuatro veces inferior

Una bandera de Cuba colgada de un balcón de La Habana
Una bandera de Cuba colgada de un balcón de La HabanaALEXANDRE MENEGHINIREUTERS

Los cubanos se han alzado para reclamar las libertades que la tiranía socialista de los Castro les ha arrebatado desde hace más de 60 años. Mas, para su desgracia, no sólo les ha arrebatado la libertad, sino la prosperidad. En 1955, la renta per capita de Cuba equivalía al 27% de la de EE UU. Se trataba de uno de los países más ricos de Iberoamérica, en tanto en cuanto otras sociedades exhibían una menor renta per capita (Bolivia tenía una renta per capita equivalente al 7%; Chile, al 23%; República Dominicana, al 9%; Ecuador, al 11%; El Salvador, al 10%; Guatemala, al 10%; México, al 17%; Panamá, al 15%; o Perú, al 12%). Pero acaso, lo más sorprende no es que Cuba fuera en 1955 uno de los países más ricos de Iberoamérica, sino que su renta per capita estaba al nivel de la Europa mediterránea. En aquel entonces, los ingresos medios de los italianos equivalían al 29% de los estadounidenses, esto es, ligeramente por encima de los cubanos (y dado que España y Portugal en 1955 eran mucho más pobres que Italia, también cabe concluir que Cuba debía serlo).

66 años después, las posiciones se han invertido de manera muy sustancial. Cuba ya no es una de las economías más ricas de Iberoamérica, sino una de las más pobres. Su renta per capita no está al nivel de la de Italia o por encima de la de España, sino que es cuatro veces inferior. Incluso con análisis moderadamente conservadores, Cuba debería haber seguido una progresión económica similar a la de Costa Rica (cuyo crecimiento económico mimetizaba hasta 1959) y en tal caso hoy sería el doble de próspera de lo que es. Nada de ello ha ocurrido y la responsabilidad principal de ello es la tiranía socialista que llega azotando la vida de los cubanos desde hace más de seis décadas.

Bloqueo

La propia dictadura y sus terminales propagandísticas han tratado de excusar la magnitud del fracaso culpando al «bloqueo» estadounidense de su pobreza actual. Pero, en realidad, Estados Unidos no ha establecido ningún bloqueo sobre Cuba, sino un embargo. Los bloqueos son operaciones militares mediante las cuales la armada y las fuerzas aéreas impiden por la fuerza que barcos o aviones extranjeros desembarquen personas o mercancías en los espacios bloqueados. Claramente, en Cuba no sucede nada similar, puesto que Estados Unidos únicamente impide que sus empresas (y aquellas otras que quieran operar en EE UU) tengan tratos comerciales con la isla. No se trata, claro, de que el embargo no haya tenido una influencia muy dolorosa sobre la economía de la isla (que es evidente que sí lo ha tenido: cualquier defensor del libre comercio es consciente de que las limitaciones de los intercambios generan pobreza), pero mucho más devastador que el embargo ha sido la tiranía socialista.

Sin el castrismo, no habría habido ni socialismo ni embargo y Cuba habría prosperado. Con castrismo y sin embargo, Cuba habría sufrido igualmente socialismo y no habría prosperado. Por eso los cubanos están clamando en las calles por su libertad. No debería ser éste el momento en el que los españoles les diéramos la espalda. Pero, para su desgracia, nuestro Gobierno no ha hecho otra cosa durante toda esta crisis.

Marcha atrás de los ERTE
El Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz está preparando con secretismo la contrarreforma laboral con la que abrogar la legislación aprobada hace casi ya diez años por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Aunque no conocemos los detalles, sí se ha filtrado que se pretendía imponer el mecanismo de los ERTE como prioridad frente a los despidos colectivos.Oviamente, se trataba de un despropósito económico porque no toda alteración del volumen de negocio de una empresa tiene por qué exhibir una naturaleza temporal y, de no ser así, los ERTE sólo supondrían un alargamiento de la agonía y de las pérdidas.
¿Quinta ola?
La «quinta ola» del coronavirus no se manifiesta de momento ni en las cifras de hospitalizaciones ni en las de fallecidos. Al parecer, las vacunas están actuando como un escudo eficaz frente al riesgo de desarrollar la enfermedad. Pero que la «quinta ola» pueda no ser una epidemia sanitaria no significa que no vaya a convertirse en una epidemia económica si los políticos sobrerreaccionan ante la misma. Ése es el peligro que corremos: que la campaña turística embarranque o por el miedo de los turistas o por las restricciones de los mandatarios, lo que interrumpiría la recuperación.
Inflación
La inflación en EE UU sigue en niveles anómalamente elevados. En junio, se disparó hasta el 5,4%, el ritmo más alto desde el año 2008. La inflación subyacente lo hizo hasta el 4,4%, la más acelerada desde 1991. Ambas cifras fueron peores de lo que inicialmente esperaba el mercado. En principio, se trata de repuntes transitorios, provocados por cuellos de botella por la pandemia. Pero si esa inflación penetra en las expectativas de los agentes económicos, entonces podría enquistarse durante mucho más de lo que se prevé. Sobre todo, en medio de políticas fiscales y monetarias tan laxas como las presentes.