Crisis

La batalla europea por la soberanía energética: menos gas y más caro

La UE y EE UU buscan soluciones para hacer frente a un corte ruso, pero no descartan ajustes en la demanda

El gas natural es uno de los productos que han subido de precio
El gas natural es uno de los productos que han subido de precioEUROPA PRESSEUROPA PRESS

En las últimas semanas, la Unión Europea y Estados Unidos han hecho frente común para buscar fuentes de suministro alternativas en caso de que Moscú decida cortar el flujo de gas, ya que alrededor del 40% de esta fuente de energía que consumen los europeos proviene de Rusia, con importantes diferencias entre países. A las tensiones geopolíticas ante una posible invasión de Ucrania, se une la pobre situación de las reservas. El 24 de enero de este año, los niveles estaban situados en el 42%, comparado con el 56% durante el mismo periodo del año entre 2015 y 2020, según los datos de Gas Infastructure Europe (GIE).

Fuentes comunitarias explican que no sólo se trata de aumentar los niveles de gas licuado estadounidense que llegan a la UE a través de barcos metaneros sino también de negociar con otros países como Noruega, Japón Qatar, Azerbaiyán, Egipto o Argelia para que incrementen el flujo de gas a la UE como modo de contrarrestar el posible boquete ruso. En los últimos años, la proporción de gas licuado que ha llegado a la UE ha ido in crescendo. Según los datos manejados por el «think tank» Bruegel, si en 2021 este porcentaje fue del 18% y llegó al 20% en 2020 en 2015 esta cifra ascendía tan sólo al 8%. Los mayores exportadores de este tipo de gas a la UE son Estado Unidos y Qatar (20% cada uno), seguidos de Nigeria (17%), Argelia (14%) y Noruega (2%). Además Rusia provee del 18%. Los primeros frutos de estos contactos ya han comenzado. Según se conoció esta semana, Japón está dispuesto a enviar parte de sus reservas de gas licuado a Europa ya que ahora mismo el país tiene el suficiente volumen para asegurarse la demanda interna. «En la actual situación internacional, con el caso de Ucrania, nuestro país se alinea con los países del G7, especialmente con aquellos con los que comparte los mismos valores» explicó esta pasada semana el ministro de comercio de Japón, Koichi Hagiuda.

Según los datos de la Comisión Europea, las terminales de gas licuado europeas tienen una capacidad conjunta de 157 bcm (miles de millones de metros cúbicos al año). En 2021 tan sólo se utilizó un 66% pero ya en enero de 2022 los nuevos contratos realizados por los países han aumentado este porcentaje hasta el 75%-80%.

La Península Ibérica puede convertirse en una importante entrada de gas licuado para el resto del club comunitario. España es el país de la UE con el mayor número de plantas para la regasificación y almacenaje de este tipo de gas, con 7 de las 22 existentes en el continente europeo, pero la falta de infraestructuras adecuadas de transporte amenazan con aguar las expectativas europeas. Según los datos del think tank Bruegel, la Península Ibérica puede importar 40 TWH (teravatios hora), pero puede consumir tan sólo 30. El problema reside en que los gasoductos actuales tan sólo permiten transportar como máximo 5 TWH al mes al resto de la UE. A esto se une la dificultad de los europeos para desviar los flujos de gas licuado procedentes a Asia y América, teniendo en cuenta los compromisos ya suscritos en contratos a largo plazo.

Sin reservas al final de marzo

Según este análisis de Bruegel, los intentos de Estados Unidos y la Unión Europea para encontrar otros proveedores no conseguirán reemplazar al gas ruso si no se realizan ajustes en la demanda. El «think tank» concluye que si Rusia corta el suministro a principios de febrero, las reservas podrían llegar a niveles mínimos de 140 TWH en el mes de abril. Si, además de esto, nos enfrentamos a un invierno especialmente frío, las reservas podrían quedarse completamente vacías al final de marzo. Aunque esta situación no afectaría a España, Francia, Países Bajos ni Bélgica, sí podría poner contra las cuerdas a toda Europa Central y Oriental.

Además, aunque algunos países de Europa no sufrirían problemas de suministro, esto no significa que la situación de escasez no acabe afectándoles ya que esto redundaría en un incremento mayor de los precios, ya en cifras récord. Altos funcionarios europeos eluden cualquier cálculo sobre este encarecimiento y se limitan a asegurar que estas negociaciones con proveedores alternativo se están realizando a «precios del mercado».

Todo esto hace concluir al «think tank» que «la Unión Europea no puede simplemente confiar en incrementar el suministro para reemplazar los volúmenes de gas natural ruso. La demanda tendrá que desempeñar un papel también. Sólo una combinación de los dos puede conseguir un resultado factible», según el blog publicado el pasado 27 de enero por Mc Williams, B, Sgaravatti G.; Tagliapietra, S y G. Zachmann. En el mismo texto se aboga por reducir el uso de las calefacciones y la industria y poner en marcha planes de emergencia que permitan el cierre selectivo para mantener los sectores críticos, ante la hipótesis de que Putin decida cerrar el flujo del gas ruso a cal y canto durante años.

El Gobierno avisa de «turbulencias»

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, aseguró ayer que el suministro de gas natural en España está garantizado pese al conflicto entre Rusia y Ucrania, gracias al gasoducto con Argelia y a la posibilidad de traer barcos con gas natural licuado, pero habrá «turbulencias de precios». Por este motivo, hizo un llamamiento a «acelerar la transición energética para reducir nuestra dependencia del gas» y evitar que la «volatilidad» de los mercados impida destinar recursos a potenciar la innovación y las renovables. Por otra parte, afirmó que nadie en España ha pedido la apertura de una nueva central nuclear. «No hay apetito inversor».