Energía

La fuerte subida del gas reabre el debate sobre las nucleares

Holanda y Bélgica reconsideran su situación, mientras que Francia anuncia nuevas inversiones.

El presidente francés, Emmanuel Macron, durante su última comparecencia
El presidente francés, Emmanuel Macron, durante su última comparecenciaDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

El pasado 2 de febrero, el Ejecutivo comunitario propuso considerar, tanto la centrales de gas como las nucleares, energías verdes, indispensables para asegurar el suministro hasta conseguir el despliegue total de las fuentes de energía renovables. Una decisión controvertida, ante la que los Estados europeos se encuentran divididos. Aunque el veredicto de la Comisión Europea no obliga a ningún Estado a construir este tipo de infraestructuras y las cataloga como tecnologías de transición, sí que anima a los inversores a canalizar recursos en estas dos fuentes de energía. La propuesta realizada por el Ejecutivo comunitario puede ser tumbada si se consigue una mayoría de 20 Estados que representen el 65% de la población europea o aglutinar a 353 eurodiputados, lo que ahora mismo parece bastante difícil. Actualmente, el porcentaje de la energía nuclear supone el 25% de la generación eléctrica de la UE.

Según los últimos datos de 2020, actualmente hay 14 Estados que no tienen ninguna central nuclear en sus territorios: Dinamarca, Estonia, Irlanda, Grecia, Croacia, Italia, Chipre, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Austria, Polonia y Portugal. Este panorama puede cambiar porque si bien hay países como Alemania que se sumarán a este lista este año, otros que habían decretado el apagón nuclear en los próximos años han comenzado a dudar. El alza de los precios del gas – que podría verse incrementado con una invasión a Ucrania- ha añadido nuevas aristas al debate.

Francia

La patria de Emmanuel Macron es la más dependiente de las energías nucleares, lo que se ha convertido casi en un símbolo nacional ya que representa el 67% de toda la energía eléctrica generada en el país, según los últimos datos de 2020. Una cifra que incluso podría aumentar ya que el Elíseo ha anunciado la construcción de nuevos reactores de pequeño tamaño más rápidos y pequeños de fabricar.

Alemania

El nuevo gobierno presidido por Olaf Sholz mantiene el propósito de su predecesora de que en 2022 se cierren todas las centrales nucleares del país, tres actualmente. Según los últimos datos disponibles, en 2020 las nucleares suponían el 11% de toda la generación eléctrica. En 2011 Angela Merkel decretó el apagón progresivo de todas las plantas tras el accidente de Fukushima en Japón. En el otro lado de la balanza, el país recibe más del 50% de su gas de Rusia y es uno de las campeones dentro del club europeo en la quema de carbón, junto a Polonia. En los primeros seis meses de 2021, la energía eléctrica producida a partir del carbón supuso el 27,1% según Destatis, la oficina estadística alemana.

Holanda

El país de los girasoles ha dado un giro a su política energética. Actualmente Holanda tan sólo dispone de un reactor, cuya vida útil fue ampliada hasta 2034 y se esperaba que tras esta fecha, el país abandonara definitivamente la energía nuclear. Pero la nueva coalición liderada por Mark Rutte ha anunciado la construcción de dos nuevos reactores que deberán estar en funcionamiento en 2030

Bélgica

Se espera que el país tome una decisión definitiva durante este próximo mes de marzo, ya que hasta ahora tan sólo ha dado patadas hacía delante. A finales de 2021, la coalición de gobierno anunció un pacto in extremis para mantener el cierre de todas sus centrales nucleares para el año 2025 (tal y como estaba inicialmente previsto desde hace décadas), pero reservándose el derecho a un “freno de emergencia” en caso de que no sea posible asegurar el suministro energético. Los planes iniciales eran sustituir los reactores atómicos por nuevas centrales de gas, pero el desorbitado incremento del precio de esta fuente de energía y los fuertes desacuerdos territoriales sobre dónde instalar estas centrales siguen dividiendo al gobierno federal.

Italia

El país transalpino era uno de los más abiertamente anti-nucleares de la UE. Su experiencia con la energía atómica fue breve ya que el abandono de la energía nuclear comenzó un año después del accidente de Chernobyl en 1986, cuándo el país decidió en un referéndum un año después, cerrar sus cuatro centrales nucleares. En 2011, tras el accidente de Fukushima, se volvió a celebrar otra consulta pública en el país, en la que de forma abrumadora el 95% de los participantes volvió a mostrar su desacuerdo con la construcción de centrales nucleares. A pesar de esto, la fuerte dependencia del país respecto al gas ha reabierto un debate que hace años era tabú. Ha sido el ministro de Transición Ecológica, Roberto Cingolani, el que ha relanzado la discusión sobre el retorno de la energía atómica.