Harían falta dos plantillas
La reforma laboral, el inesperado enemigo de la Feria de Abril
Los caseteros advierten sobre el «follón» para cuadrar la nueva ley y las maratonianas jornadas en el Real
Por si no hubiera tenido suficiente con el coronavirus o con la reciente huelga de transportistas, la Feria de Abril de Sevilla se enfrenta a otro inesperado obstáculo a menos ya de un mes de su esperadísimo retorno después de dos ediciones frustradas por la pandemia (2020 y 2021). El «enemigo» es la reforma laboral promovida por la vicepresidenta Yolanda Díaz, en vigor desde el 31 de marzo. Así lo denuncian los profesionales de la hostelería y del catering y, cómo no, los llamados caseteros, los responsables de que las 1.040 casetas del Real funcionen como el reloj sin horario que han sido desde que el evento mudó de certamen ganadero a fiesta de fama mundial.
Francisco Alcaraz, presidente de la Asociación de Funcionarios de la Seguridad Social (AFSS) y de la caseta de dos módulos que este grupo tiene en la calle Espartero, corrobora la denuncia de la Asociación Andaluza de Empresarios de Hostelería de Feria, que está representada en 820 casetas de la Feria (el 80% del total) y ha convocado un paro del 30 de abril al 7 de mayo. Es su protesta contra la obligación de reducir las jornadas laborales a ocho horas y extender a doce el descanso entre una y otra, amén de otras limitaciones, lo que «complicará la contratación de un personal que tradicionalmente está catorce horas al día tras la barra». «Hay muchas normativas, muchas obligaciones y mucho papeleo», lamenta Alcaraz, que sabe de lo que habla.
Entre los 185 socios de su caseta hay inspectores y subinspectores de Trabajo, los profesionales encargados de vigilar que se cumpla la legalidad en el Real, y él mismo realizó seguimientos de empresas mientras estuvo en activo. Su caseta, además, es una de las muchas con problemas para hallar un encargado. «El restaurador que nos llevaba el ambigú nos ha dejado este año porque no encontraba gente. Su cuadrilla se ha colocado en otros sectores. Ya no les interesa venir a la Feria, no les salen las cuentas», explica.
«La ley dice ocho horas, pero ¿cuántas empresas tienen horas extraordinarias por necesidades de producción? La Feria es muy excepcional, solo son siete días, no meses», prosigue Alcaraz, que califica la nueva legislación como «desproporcionada». «He sido funcionario de la Seguridad Social y he trabajado en estas cosas, pero los caseteros no pueden tener dos plantillas distintas, una desde el mediodía hasta las ocho y otra desde las ocho hasta la madrugada. Si ya para un turno cuesta muchísimo trabajo encontrar personal, ¿cómo van a encontrar para dos turnos?», se pregunta.
«Si no hacen una excepción, se van a cargar el mundo de la restauración y los socios nos vamos a ver llevando la caseta», añade Alcaraz, para quien el paro anunciado es comprensible. «No puede ser lo que se les exige. Hay muchas casetas que no tienen restauradores a día de hoy y la Feria ya está a la vuelta de la esquina», recuerda.
El presidente de la Asociación Empresarial de Catering de Andalucía (Aecat), Rafael San Miguel, coincide en que «el follón puede ser muy grande». Él mismo negocia para llevar un par de casetas en la de Córdoba, a finales de mayo, aunque lamenta que «el Gobierno no escucha a nadie hasta que no sales a las calles». «A los artistas les dejan hacer contratos temporales sin recargos, mientras que a un hostelero se le aplican 26,50 euros por el alta de un trabajador. En total, incluidos el salario y la Seguridad Social, una persona que trabaje ocho horas al día supone un coste total de unos 150 euros», calcula. «Y además todo se ha encarecido, así que un casetero que ya ha pactados los precios con los dueños ahora tiene que decirle que la manzanilla vale 3 euros y no 2, o que montar una caseta no cuesta 10.000 o 15.000 euros, sino 25.000. Si no, las cuentas no salen».
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