Análisis

España, ante el riesgo de estanflación

Las políticas de Sánchez son un calco a las de Zapatero: gasto sin control y deuda, pero a lo bestia y con el «dopaje» del BCE. La población se empobrece con subidas de precios generalizadas y el crecimiento se frena

Contra el tendero
Contra el tenderoDavid JarLa Razon

El año pasado algunos recibimos todo tipo de críticas por mencionar el riesgo de estanflación. Esta semana el Banco Mundial alertaba del importante riesgo de estancamiento con elevada inflación mientras asestaba un hachazo a las expectativas de crecimiento global y disparaba las estimaciones de inflación.

Según el Banco Mundial, la zona euro registrará un crecimiento del PIB del 2,5% en 2022 y del 1,9% los dos siguientes años, recortando agresivamente en 1,7 y 0,2 puntos porcentuales sus estimaciones de enero. Adicionalmente, hemos visto una fuerte bajada de previsión de crecimiento y una enorme subida de las de inflación por parte de la OCDE tras el hachazo del Banco Mundial.

El recorte de estimaciones es enorme y generalizado, pero en cuanto a España nos deja la siguiente conclusión: la OCDE certifica el fuerte empobrecimiento de la economía española. Más inflación y peor recuperación que nuestros comparables.

Comparado con las grandes economías de la Unión Europea, España será la última en recuperar el PIB de 2019, la que registre más déficit con Italia y la de mayor inflación. La OCDE recorta el rebote de España en 1,4 puntos este año y estima una inflación media del 8,1% en 2022.

España se queda atrás

España será la única economía de la zona euro que no recupere el PIB de 2019 ni siquiera este año. Si pasa, no lo hará hasta 2023. Y eso tras aumentar deuda más que las demás economías comparables desde 2019. Desde el cuarto trimestre de ese año, las administraciones públicas han aumentado la deuda casi un 20% para un rebote insuficiente que deja aún el PIB español por debajo de los niveles prepandemia.

La OCDE estima un déficit público en 2022 del 5% del PIB y del 4,2% para el año 2023, reflejando el brutal agujero fiscal estructural creado por la administración Sánchez. Solo Italia refleja unos datos similares. Grecia y Portugal tienen mejores estimaciones de déficit y de recuperación a pesar de tener más dependencia del turismo que nuestro país.

España se enfrenta a un escenario incierto con las políticas equivocadas. Hasta el FMI, siempre diplomático y complaciente con las políticas estatistas, ha hecho una enmienda a la totalidad de las medidas anunciadas por el Gobierno para «combatir la inflación». Y es importante recordar en este punto lo diplomáticos y benignos con los gobiernos que son los organismos internacionales. El Gobierno no puede escudarse en que le atacan, ya que las previsiones son hasta optimistas.

El mayor error de las políticas de Sánchez ha sido que son un calco de las aplicadas por Zapatero en la anterior crisis, pero con esteroides. Ha hecho lo mismo, gastar sin control y endeudarse, pero a lo bestia. Con razón, algunos ex ministros de Rajoy y Zapatero han visto con incredulidad cómo Sánchez consumía sin pestañear el mayor estímulo fiscal y monetario de nuestra historia reciente mientras sus ministros se vanagloriaban de que «en esta crisis se han aplicado otras políticas». ¿Otras? No. Las mismas, pero tirando más de déficit y apoyo del Banco Central Europeo, que compra el 100% de las emisiones netas.

Escenario peligroso

España ya ha sufrido la temida estanflación. Y es un escenario muy peligroso. La población se empobrece con alzas de precios generalizadas y el crecimiento se frena, terminando en mayor desempleo cuando los márgenes de las empresas ya no aguantan los aumentos de costes.

Ante un escenario de riesgo de estanflación, alguien debería recordarle al Gobierno que las políticas de demanda –disparar el gasto público– no funcionan porque elevan la inflación subyacente –sin alimentos ni energía– y las subidas de impuestos empobrecen a todos, además del impacto del impuesto inflacionario.

Es urgente implementar un paquete serio de reformas liberalizadoras que liberen las cadenas de suministro, aumenten la oferta, faciliten la competencia y permitan a las empresas ganar tamaño, y es todavía más urgente reducir la carga fiscal a unas familias que están ahogadas por una inflación mucho más elevada que las de nuestros socios. Es urgente, por lo tanto, que el partido del Gobierno y el principal de la oposición cierren acuerdos de Estado que eviten un periodo prolongado de empobrecimiento y que saquen a España del agujero al que ha llevado la política socialista radical.