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Tirón de orejas del FMI a la política de Sánchez: “Dejen de intervenir el precio de la energía”

Kristalina Georgieva advierte de que “al reducir los incentivos para que los hogares y las empresas ahorren energía”. El FMI aboga por implementar transferencias y centrar las ayudas “solo para los hogares de bajos ingresos”

La directora del FMI, Kristalina Georgieva
La directora del FMI, Kristalina GeorgievaREMO CASILLIREUTERS

Tirón de orejas a los Gobiernos que intervienen y subsidian los mercados energéticos, entre ellos el de España. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado a los gobiernos que “dejen de intervenir mediante subsidios o bajadas de impuestos” para paliar el impacto del encarecimiento de la energía y permitan en cambio “trasladar completamente el incremento de los costes a los consumidores finales para así impulsar de manera real el ahorro energético y la transición hacia las energías verdes”. En el último artículo publicado por la institución internacional carga contra medidas como la de subvencionar el combustible puesta en práctica por el Ejecutivo de Pedro Sánchez porque lo que se debe hacer implementar medidas que “tengan un carácter de alivio específico en vez de un carácter general”.

De este modo, el FMI ha abogado por implementar transferencias y centrar las ayudas “solo para los hogares de bajos ingresos”, desestimando las medidas generales para toda la población -como en el caso español-, que son los que más sufren con la subida de la factura energética, en vez “medidas generalizadas dirigidas a fijar controles de los precios”.

En este sentido, la institución dirigida por Kristalina Georgieva ha señalado que, hasta ahora, los responsables políticos europeos han respondido al aumento del coste de la energía “principalmente con medidas de contención de precios generalizadas, incluyendo subsidios, bajadas de impuestos y controles de precios”. Sin embargo, ha advertido de que impedir el “traspaso a los precios minoristas simplemente retrasa el ajuste necesario al ‘shock’ energético al reducir los incentivos para que los hogares y las empresas ahorren y mejoren la eficiencia energética, manteniendo además la demanda mundial de energía y los precios más altos de lo que serían de otro modo”. Asimismo, ha recordado el “coste cada vez mayor de estas medidas”, lo que está reduciendo el ya limitado espacio fiscal de los países, mientras persisten los altos precios.

Por estas razones, el FMI ha recomendado dar un giro hacia políticas de ayuda “específicas”, incluyendo un apoyo a la renta de los más vulnerables, cuya proporción de beneficiarios variaría entre países dependiendo de las preferencias sociales y el espacio fiscal, pero que debería diseñarse de manera que las ayudas disminuyeran gradualmente a niveles de ingresos más altos.

Por otro lado, también ha publicado hoy informe en el que avisa de que el saldo comercial mundial, es decir, la suma de los superávits y déficits comerciales de todos los países, volverá a aumentar en 2022 como el año pasado, pero bajará a partir de 2023. En su informe sobre el sector exterior, el FMI explica que, según sus cálculos, este indicador de la actividad comercial global pasó del 2,8 % del PIB mundial en 2019 al 3 % en 2020 y al 3,5 % en 2021, y que este año seguirá la tendencia al alza. Esto significa que el año pasado, en líneas generales, algunos países registraron más y mayores superávits (vendieron más productos y servicios al exterior de los que importaron), mientras que otros experimentaron más y mayores déficits.

Así, por ejemplo, economías que ya tradicionalmente venían acumulando déficits en la balanza comercial como Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Canadá volvieron a cerrar el ejercicio con números negativos, mientras que naciones como Alemania, Países Bajos, México, Polonia y Rusia cerraron con grandes superávits.

En los años previos al estallido de la pandemia, la tendencia venía siendo de un progresivo acercamiento al cero, es decir, se registraban superávits en el cómputo total, pero estos eran cada vez más bajos. Cabe mencionar que esta métrica de la balanza comercial se limita a las transacciones de bienes y servicios, sin incluir las operaciones financieras, que se calculan usando otro indicador.

El informe pronosticó que el saldo comercial mundial empezará a bajar el próximo año a medida que se modere el impacto de la pandemia y de la guerra en Ucrania, aunque desde el Fondo admitieron que sigue habiendo una fuerte incertidumbre. El FMI identificó cinco factores que contribuyen a esta incertidumbre: el ritmo de la consolidación fiscal en los países con déficit comercial, la fortaleza del dólar, los altos precios de las materias primas por la guerra, los distintos tipos de interés fijados por los bancos centrales y la tensión geopolítica a consecuencia de la fragmentación económica