Análisis

La inflación y la cuenta de la vieja: la vida está un 15% más cara que hace dos años

Los incrementos en el coste de la vida marcados por el IPC son acumulativos. En 2021 subió un 6,5% y este año va camino del 9% en el mejor de los casos

IPC
IPCTania Nieto

Jean Cocteau (1889-1963), sin duda muy del agrado de la parte del Gobierno –no mucha– que lo conozca, explicaba que «un vaso medio vacío de vino es también uno medio lleno, pero una verdad a medias, de ningún modo es una media verdad». La inflación en agosto fue el 10,4% con respecto al año anterior. El julio fue del 10,8%. Sin embargo, eso no significa que haya bajado, como celebran los mas forofos del Gobierno y también alguna ministra que, por supuesto, no es Nadia Calviño. Los precios en agosto han subido menos que en julio, esa es la realidad y lo que dice el dato de la inflación. Cualquier otra interpretación es mentirosa o ignorante o las dos cosas a la vez. Tampoco hay que ser premio Nobel de Economía para entenderlo. Basta con recurrir a «la cuenta de la vieja».

Los precios, para una familia cuya «cesta de la compra» sea similar a la del IPC, han subido el último año un 10,4% y eso, salvo que haya bajada de precios, no tiene vuelta atrás. Es mejor, por supuesto, un aumento del 10,4% que otro del 10,8%, pero ambos son subidas y muy notables, desmesuradas para el buen funcionamiento de la economía. Esos incrementos del coste de la vida son, además, acumulativos. En 2021, la inflación, fue del 6,5%, la mayor en 29 años y antes de que empezara la guerra de Putin, por lo que el origen del mal está antes. Si este año termina, en el mejor de los casos, alrededor del 9%, que es mucho suponer, la vida se habrá encarecido el 15% en dos años. Y si en 2023, el IPC se queda en un hipotético 5%, no supondría una bajada, sino que en tres años, los precios habrían subido un 20%, una barbaridad, con «B» mayúscula, que perjudica más a los menos favorecidos de la sociedad.

Además, la enfermedad inflacionaria solo se cura con dosis de una medicina dolorosa, como explicó hace meses Juan Ramón Rallo y también acaba de decir Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal americana. Los gobiernos, mientras, tiemblan. La inflación es impopular, destructiva, pero luchar contra ella también y los remedios, muy impopulares. Los datos son tozudos. Los españoles ya han perdido un 10,4% de poder adquisitivo este año, como constata «la cuenta de la vieja», que no falla, y todo lo demás es mentira, ni tan siquiera la «media verdad» de Cocteau.