SNCF, la operadora ferroviaria pública gala, ya tiene definido cómo va a prestar su servicio en solitario entre París y Barcelona. Lo hará a partir del 11 de diciembre e, inicialmente, con dos trenes al día por sentido, el doble que ahora. La oferta TGV Inoui con trenes de alta velocidad de dos pisos con capacidad para 509 pasajeros se hará con tarifas a partir de 39 euros para los 1.000 kilómetros que hay entre París y Barcelona, con un tiempo de trayecto que ronda las seis horas y media, según ha explicado la compañía en un comunicado.

A partir del 11 de diciembre saldrá un tren por la mañana y otro a primera hora de la tarde de cada ciudad (a las 9.42 y a las 14.56 desde París, a las 10.33 y a las 14.32 desde Barcelona), pero a eso se añadirá un tercero por sentido durante el verano de 2023.

Los convoyes, en los que habrá wifi gratuito, harán paradas durante el trayecto en ocho ciudades francesas (Valence, Nimes, Montpellier, Sète, Agde, Béziers, Narbona y Perpiñán) y en dos españolas (Figueres y Girona).

El operador francés iniciará así su negocio en solitario en esta línea después de que en febrero comunicase a Renfe que rompía de forma unilateral su colaboración en las rutas que operan de forma conjunta entre ambos países a través del Elipsos, la Barcelona-Lyon-París y la Madrid-Marsella, a partir de diciembre de 2022, por falta de rentabilidad.

«Renfe probablemente hubiera preferido continuar, pero no creemos que el acuerdo sea satisfactorio visto desde nuestra posición. Desde hace diez años se avanza, pero estas líneas nunca han sido rentables, y no queremos seguir perdiendo dinero», explicó entonces un directivo de Voyages SNCF al periódico francés «Les Echos». La demanda de asientos en estas rutas cayó un 72% en 2020 en comparación con 2019 debido a la primera ola del coronavirus, mientras que el año pasado lo hizo un 59%.

Tras la ruptura del acuerdo, Renfe anunció su intención de operar en solitario las rutas entre Madrid y Marsella y entre Barcelona y Lyon también desde el próximo mes de diciembre. Para ello, la operadora española lleva ya tiempo formando maquinistas y está esperando las preceptivas autorizaciones de las autoridades ferroviarias francesas, si bien el material rodante ya ha circulado por Francia y no necesita de otra completa homologación.

La ruptura de esta colaboración es el último desplante de Francia a Renfe, que lleva años intentando desembarcar sin éxito en territorio francés. El eje Marsella-Lyon es el paso previo de la estrategia de Renfe para poner después en marcha un servicio hasta París, la línea verdaderamente rentable del sistema francés de alta velocidad. La compañía también tiene interés en líneas regionales en Hauts-de-France e incluso en el eurotúnel bajo el Canal de La Mancha. Sin embargo, hasta ahora, lo único que se ha encontrado son trabas por parte del país vecino, que alega «problemas de compatibilidad técnica» para denegar el desembarco de Renfe en Francia. Algo que molesta, y mucho, al Gobierno. Sobre todo, después de que SNCF ya opere en España con Ouigo tras la liberalización del sector.