Salarios

Batalla por el sueldo: una asesora laboral te explica como evitar ciertos errores mentales y conseguir el aumento que mereces

El salario promedio ofertado hasta junio ascendía hasta los 27.552 euros brutos al año

Persona contando un fajo de billetes de euros
Persona contando un fajo de billetes de eurosLaRazón

Los sueldos en España no son suficientes. Y es que, a pesar de que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) no ha dejado de aumentar y ahora se sitúa en los 1.184 euros brutos al mes -en 14 pagas-; y que el salario promedio ofertado hasta junio ascendía hasta los 27.552 euros brutos al año; la mayoría de españoles recibe en sus cuentas una cifra considerablemente más baja. Esto, sumado al encarecimiento de la vida y la inflación, hace que pedir una subida de sueldo se presente como una forma de intentar poner una solución a la situación económica actual.

No obstante, a la hora de pedir una subida de salario a la empresa, muchos trabajadores sienten ansiedad, dudas o incluso estrés. Por tanto, el mayor obstáculo en la negociación salarial son los miedos invisibles que tienen los trabajadores en su cabeza, según asegura Verónica, mentora de Desarrollo Profesional y Bienestar Laboral en su cuenta de TikTok. Es por ello que comparte los tres grandes enemigos internos que mantienen a miles de empleados en silencio con un salario estancado.

El primero es "mundialmente conocido": el síndrome del impostor. Y es que los trabajadores tienen pensamientos recurrentes de que no merecen pedir más o que el trabajo que han realizado no tiene mérito. Pero la realidad es que "si tú estás donde estás es porque ya has demostrado tu valor. Y créeme que los impostores de verdad no se cuestionan tanto estas cosas", explica la asesora.

El segundo enemigo es el miedo al rechazo. Cuanto más tiempo lleva alguien en una empresa, más pesa la idea de quedarse como está antes que escuchar un no. "Pensamos que si pido un aumento y se molestan, me van a echar, voy a perder mi estabilidad y todo este esfuerzo de tantos años va a ser para nada", resume Verónica. Esa mentalidad es la que, según ella, nos mantiene "estancados en una zona de confort" que "no hace más que empobrecernos".

Por último, está la trampa de la gratitud. Este es el pensamiento que tienen algunos trabajadores de que deben estar agradecidos de tener un trabajo, ya que lo ven como un "privilegio extraordinaria", sobre todo si viene de una época de crisis o desempleo. "Nuestra cabeza nos juega la mala pasada", ya que la gratitud y la ambición profesional "no son mutuamente excluyentes", señala. Muchos acaban pensando que ya deberían estar conformes solo por seguir en plantilla, pero "valorar tu trabajo debería motivarte a buscar mejores condiciones que te permitan que sea algo sostenible", remarca la experta.

Verónica asegura que estos bloqueos son normales, sin embargo, estos "no tienen por qué frenarte", recalca. "Conocer como funciona tu mente es el primer paso para negociar con confianza", sentencia esta profesional.