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Brufau valora las reformas del Gobierno aunque señala que queda «mucho por hacer»

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha reconocido hoy los frutos que están dando las reformas económicas emprendidas por el Gobierno para mejorar la productividad y competitividad de la economía española aunque ha señalado que aún quedan “muchas cosas por hacer”.

Durante su intervención en el foro FT Spain Summit, inaugurado por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, Brufau ha afirmado que las reformas que se han venido realizando en España para que la economía española sea más productiva y competitiva ya se están notando.

“Los que trabajamos y vivimos en España podemos dar fe de que esto es una auténtica realidad”, ha dicho Brufau, antes de señalar que aún quedan “muchas cosas que hacer” para seguir mejorando esa productividad y competitividad de las empresas más aún en un momento en el que la economía europea “está dando señales de desaceleración”.

En la posterior ronda de preguntas, Brufau ha apuntado a la necesidad de una reforma educativa “a largo plazo” y a continuar reduciendo el nivel de endeudamiento público y privado.

“El nivel de endeudamiento es insostenible”, ha subrayado el presidente de Repsol, que ha señalado a la venta de activos de la administración como una de las vías para avanzar en ese camino de ajustar el déficit público.

El presidente de Repsol ha analizado también la coyuntura energética y política de Europa y se ha referido a la importancia de potenciar el papel de los emprendedores y la innovación tecnológica.

En el primer punto, la situación energética europea, Brufau ha insistido en la necesidad de potenciar la búsqueda de combustibles no convencionales ya que de no hacerlo se “perderá la capacidad de poner en valor recursos propios”.

Asimismo, ha señalado la importancia de lograr el equilibrio entre seguridad de suministro, competitividad y sostenibilidad y del riesgo que corre la industria europea.

“Estamos al límite de no conseguirlo”, ha subrayado Brufau, que ha calificado el riesgo de desindustrialización de Europa como el “peor favor” que se le podría hacer al mundo.