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Transporte ferroviario

Caos en la alta velocidad: Vigilar la red al completo para evitar robos de cobre, misión casi imposible

Sus casi 4.000 kilómetros de extensión complican mucho la tarea, apuntan desde el sector

Las Fuerzas de Seguridad registraron en 2024 un total de 4.433 robos de cableado de cobre y materiales conductores, lo que supuso un incremento del 87% si se compara con los delitos por este tipo de sustracciones que se cometieron cinco años antes. Muchas de estas sustracciones se realizaron en líneas férreas, afectado al tráfico, tal y como ocurrió el pasado domingo, cuando el robo en cinco puntos en un radio de diez kilómetros de las localidades toledanas de Los Yébenes y Manzaneque -junto, según Renfe, a un incidente de un tren de Iryo que la compañía italiana negó- tumbó la línea de alta velocidad entre Madrid y Andalucía durante varias horas.

Para evitar estos robos, el administrador de la infraestructura ferroviaria, Adif, dispone de diversas herramientas de vigilancia. Pero como explican fuentes del sector, "defender las líneas como si fuera El Álamo es muy difícil". Lo es, resumen con simpleza, porque en el caso de la red de alta velocidad, son más 4.000 kilómetros que no se pueden monitorizar de forma permanente y en tiempo real. "Es imposible garantizar la seguridad al 100% en todo momento en todos los puntos", apuntan fuentes de la sección sindical de Adif de CC OO. El propio ministro de Transportes, reconoció ayer desde el punto en que se registró el incidente, en mitad del campo, que "garantizar la seguridad plena de una red de 15.000 kilómetros en parajes como este".

Para proteger las líneas de alta velocidad, Adif dispone de patrullas móviles y ha levantado vallas en todos los tramos que quedaban desprotegidos y dispone de sistemas de vigilancia electrónica y cámaras en puntos singulares como, por ejemplo, puentes desde los que se puedan arrojan objetos a la vía -algunos medios apuntaban ayer a la posibilidad de que Transportes refuerce la vigilancia de la red de alta velocidad con cámaras-. Pero para blindar toda la infraestructura, "lo mismo habría que gastarse más en los sistemas de seguridad de lo que se paga por los trenes", añaden de forma gráfica desde CC OO.

Al problema de los medios se suma, como explica otra fuente con una dilatada experiencia en el sector ferroviario, el hecho de que la sustracción del cobre no deja de ser "un robo con fuerza, sin más, aunque las consecuencias que ello provoca son muy graves". Una circunstancia, añade, que hace necesario replantearse si no sería necesario hacer algún tipo de reforma en el Código Penal que contemplase precisamente estos daños.

Según detalló ayer Transportes, el lo que se cortó fue un cable de seguridad, que sensoriza las vías y permite saber dónde está el tren. Si se sustrae, deja a ciegas la vía.

6.300 personas y 18 trenes afectados por el robo de cable de alta velocidad en ToledoMinisterio de TransporteAgencia EFE

Los robos de cobre, aunque han crecido mucho en el último lustro, como atestigua la estadística de las Fuerzas de Seguridad; oscilan según la época y el lugar. Como reconocen fuentes próximas a Adif, ha habido momentos en que han estado desmadrados porque el precio del cobre estaba muy alto, lo que obligó a estrechar la colaboración con Guardia Civil y Policía para ponerlos coto.

En lo que va de año, el cobre se ha revalorizado de forma sensible en el mercado de futuros y ha pasado del entorno de los 4 dólares a los 4,75, superando en algunos momentos los 5 dólares. Sin embargo, desde el Ministerio de Transportes aseguran que el valor de los aproximadamente 150 metros de cable robado el pasado domingo no supera los 300 euros, lo que abona su teoría de que se trató de un sabotaje.

En algunos lugares, la situación se volvió tan peliaguda que los responsables de la línea decidieron optar por medidas draconianas. En una línea de ancho métrico de Cartagena, el responsable de material optó por rellenar de hormigón una arqueta subterránea donde estaban estos cables para evitar su robo.