Inflación

Las energéticas han subido sus precios hasta 50 puntos por encima de lo que se han incrementado sus costes

El Banco de España constata que otros sectores como el transporte o la hostelería también han seguido la misma política

Torres de alta tensión y tendido eléctrico.
Torres de alta tensión y tendido eléctrico.Jesús G. FeriaLa Razón

Es un hecho que las empresas han tenido que incrementar sus precios para asimilar el aumento de los costes acaecido desde el año 2019 por la pandemia del coronavirus y la posterior invasión rusa de Ucrania. Y también lo es que no todas lo han hecho en la misma cuantía. Una realidad a la que ha puesto cifras el Banco de España, que apunta al sector energético como el que ha subido más los precios de lo que han aumentado sus costes.

En un artículo titulado «La traslación del aumento de los costes de producción a los precios de venta de las empresas no financieras en 2022», la institución asegura que el «fuerte» incremento del precio de la energía y de otras materias primas en la segunda mitad de 2021 y buena parte de 2022 implicó un aumento «notable» de los costes de producción de las empresas, que trasladaron una parte sustancial de este aumento a sus precios, pero no de manera heterogénea. De hecho, apunta que en la mayoría de los principales sectores económicos se produjo en 2022 una traslación muy elevada, «prácticamente completa», de los mayores costes de producción a los precios de venta, tanto respecto a 2021 como en comparación con la situación existente en 2019, antes de la pandemia.

Superior

En el sector de la energía eléctrica, el gas, el vapor y el del refino de petróleo, no obstante, los precios de venta crecieron por encima de sus costes unitarios ajustados. De hecho, respecto a los años 2021 y 2019, estas compañías aumentaron sus precios en 2022 entre 42 y 50 puntos porcentuales más que lo que aumentaron sus costes. Los precios también subieron por encima de los costes en el sector del transporte y almacenamiento y en el de la hostelería durante el periodo 2021-2022.

En comparación con 2019, además de la energía eléctrica, el gas y el refino de petróleo, las ramas del comercio mayorista y de la construcción elevaron sus precios de venta en mayor medida en comparación con el avance de los costes de producción unitarios. En las ramas en las que los precios son «históricamente más rígidos», la traslación del alza de los costes de producción a los precios de venta fue más lenta.

Motivo de las subidas

El Banco de España también destaca que aquellas actividades económicas con mayor intensidad en el uso de la energía, como la rama de la industria de transformación de los metales y la de la industria química, registraron un aumento de los costes unitarios más intenso que en el resto de subsectores manufactureros. En esta misma línea, en los sectores de la energía y el refino de petróleo se observó un fuerte aumento de los costes de producción unitarios.

No obstante, la institución que dirige Pablo Hernández de Cos también señala que hubo excepciones. Así, la rama que engloba la industria alimentaria y la textil habría experimentado incrementos "sustanciales "de sus costes de producción unitarios en 2022, a pesar de no figurar entre aquellas en las que los gastos de energía tienen un peso más elevado en sus costes. Según el organismo regulador, esta circunstancia sería indicativa de que estos sectores usan otras materias primas cuyos precios también habrían aumentado "notablemente", en parte como consecuencia del encarecimiento de la energía, "presionando significativamente al alza sus costes de producción".

La subida de estos precios, como explica el Banco de España, tiene un impacto negativo sobre el volumen real de ventas. Sin embargo, el Banco de España constata que el impacto directo de los mayores costes productivos sobre el empleo y el salario medio es nulo por la «rigidez» de estas variables en el corto plazo. No obstante, la productividad se ha resentido al haber menos actividad y la misma masa salarial. "Como el aumento de los precios produce una caída de la producción con el mismo empleo, ello se traduce en un descenso de la productividad del trabajo. Por otra parte, al no haber efectos sobre el empleo y el salario medio, la masa salarial no se ve afectada, pero la caída de la productividad genera, a corto plazo, un aumento del coste laboral unitario", resume.