
Consumo
Este es el motivo por el que los hogares españoles gastan hoy casi la mitad en alimentos que hace 40 años
Los hogares españoles destinaban en los años 80 un 28% de sus ingresos a la alimentación, cifra que se ha reducido hasta el 15% actual

De dedicar casi un tercio de sus ingresos a llenar la despensa, a invertir apenas un 15%: así ha cambiado la forma en que los hogares españoles se alimentan y consumen en los últimos 40 años. El gran consumo en estas décadas ha evolucionado al mismo ritmo que la sociedad y la economía del país, impulsado por la digitalización, el envejecimiento de la población y los nuevos hábitos de compra.
Este análisis se ha realizado con motivo del Congreso de Gran Consumo de Aecoc, que se está celebrando en Valencia desde este miércoles y que cumple cuatro décadas como cita clave para las principales empresas del sector. El encuentro reúne a directivos y expertos para analizar las tendencias y desafíos de una industria que representa el 25% del PIB español y da empleo a unas 450.000 personas.
Según el informe elaborado por Aecoc, los hogares españoles destinaban en los años 80 un 28% de sus ingresos a la alimentación, una proporción propia de una economía en transición, con menor renta disponible y un consumo centrado en bienes básicos. Hoy, esa cifra se ha reducido hasta el 15%, lo que refleja una "plena convergencia" con los países europeos más desarrollados: a medida que aumenta la renta, el peso de la alimentación en el presupuesto familiar baja, aunque el gasto nominal en euros sea mayor debido al encarecimiento de los precios.
El cambio no solo se nota en cuánto gastamos, sino también en cómo y dónde lo hacemos. En los años 80 comer fuera era una ocasión reservada a celebraciones o viajes, pero hoy la experiencia gastronómica se reparte entre restaurantes, comida a domicilio y productos "listos para llevar" del supermercado. La pandemia aceleró este giro y consolidó el modelo híbrido, en el que los consumidores buscan no solo alimentarse, sino también disfrutar de experiencias "conscientes, sostenibles, diversas y flexibles".
El perfil del cliente también ha cambiado. En los inicios del congreso, el 55% de los 37 millones de españoles tenía menos de 35 años, y solo un 35% de las mujeres trabajaba. Ahora, con más de 48 millones de habitantes y una pirámide envejecida -el 13% de ellos extranjeros-, el foco se ha desplazado hacia el consumidor sénior por tener mayor poder adquisitivo y hábitos de compra más estables.
La forma de hacer la compra se ha transformado por completo. En la España de los 80, grandes almacenes, tiendas de barrio y supermercados competían por el cliente según la cercanía o el trato personal. Hoy, los supermercados lideran el mercado con propuestas adaptadas a las nuevas prioridades del consumidor, y la tecnología ha irrumpido con fuerza: la inteligencia artificial y los asistentes virtuales recomiendan qué y dónde comprar, facilitando a las empresas la personalización y ajustando las ofertas a cada perfil.
El consumo también ha pasado de ser aspiracional y fiel a las marcas -que en los 80 simbolizaban estatus y modernidad- a estar dominado por un comprador más "exigente, consciente y con mayor poder de decisión que nunca".
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