Competencia
EE UU estudia obligar a que Google se fragmente para acabar con su monopolio
El Departamento de Justicia podría exigir la venta del sistema operativo Android, del navegador web Chrome o de la plataforma de publicidad en texto Adwords
El Gobierno de Estados Unidos quiere acabar con el monopolio de Google y ya valora su siguiente ofensiva. Según ha revelado la agencia de noticias Bloomberg, el Departamento de Justicia norteamericano estaría sopesando cómo desmantelar su empresa matriz, Alphabet, y una vía que se contempla es la fragmentación. Se podría exigir a la tecnológica la venta de su sistema operativo Android, del navegador web Chrome o Adwords, la plataforma que la empresa utiliza para vender publicidad de texto. El objetivo es acabar con su "ventaja injusta" y evitar que esta aumente en productos relacionados con inteligencia artificial.
Sobre la mesa también habría otras opciones, como obligar a Google a compartir más datos con sus competidores (como Bing de Microsoft o DuckDuckGo) para que sus rivales también puedan mejorar sus algoritmos y tener más opciones de competir o incluso exigirle que abandone los acuerdos que hizo con empresas como Apple o Mozilla para que su buscador saliera de manera predeterminada en algunos dispositivos, como Iphone, y navegadores, como Firefox. Tras darse a conocer la noticia, las acciones del gigante tecnológico caían en torno a un 3% en el Nasdaq.
El medio estadounidense basa su información en conversaciones con personas con acceso a las reuniones, que se han intensificado a raíz del fallo histórico del juez Amit Mehta el pasado 5 de agosto en el que aseguraba que "Google es un monopolio y actuó como tal para mantener su monopolio". En el fallo el magistrado considera probado que la empresa realizó "pagos multimillonarios" a diversos fabricantes con el fin de que su buscador fuera el primero que aparece en los navegadores web (el 90% de las búsquedas en EE UU se hacen a través de Google). En la demanda inicial, realizada por el Departamento de Justicia, se pedían "medidas estructurales necesarias" para acabar con "esta práctica de abuso de posición", algo que para Google es derecho conseguido por "méritos propios", que además imprime "intensa competencia" para "mejorar el rendimiento y la calidad de los navegadores, lo que ha resultado en un mayor uso de los motores de búsqueda".
El presidente de Asuntos Globales de la empresa, Kent Walker, confirmó en un comunicado que Google recurrirá la sentencia. Mientras tanto, el juez a cargo del caso no ha tomado ninguna decisión de momento, y se debate entre multas o drásticas medidas que darían lugar a la división de la empresa en compañías más pequeñas. De momento les ha pedido a ambas partes que planteen una solución antes del próximo 4 de septiembre, y ya ha programado una audiencia dos días después para discutir cuáles serán los siguientes pasos judiciales. De perder la causa, Google podría verse envuelta en la misma encrucijada que Microsoft hace casi dos décadas, cuando un juez ordenó la división de la empresa por monopolio y dejó a la compañía atrás en la carrera de Internet, dando paso al triunfo de otras empresas más jóvenes como en ese momento la propia Google.
Este no es el único frente que tiene abierto la macro compañía, que solo el año pasado generó más de 175.000 millones de dólares gracias a los ingresos a través de su motor de búsqueda. El próximo septiembre Google también está citada en otro caso judicial por antimonopolio, esta vez relacionado con tecnología publicitaria. La ley aplicada ahora en el fallo contra Google data de 1890 y hace décadas que se debate una modificación de la misma para adaptarla a los nuevos tiempos y decidir si realmente el monopolio aumenta el precio final para el usuario.
En los últimos años, varios gigantes tecnológicos se han visto envueltos en casos judiciales similares de antimonopolio, incluidos Apple, Amazon y Meta (propietaria de Facebook, WhatsApp e Instagram). No es de extrañar que muchos ahora teman que las leyes antimonopolio, que parecían olvidadas, vuelvan a imponerse para luchar contra los feudos digitales de los grandes tiburones empresariales de la tecnología.
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