Análisis
El expolio de Pedro Sánchez no atrae industria
Pedro Sánchez ha asfixiado a las empresas con impuestos, cargas burocráticas y limitaciones regulatorias
El índice de producción industrial refleja el auténtico desastre que está ocurriendo en el sector manufacturero español. La tasa anual del Índice de Producción Industrial se sitúa en el -3,4% en la serie corregida de efectos estacionales y de calendario, según los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y eso que el dato del mes de agosto viene mejorado por un repunte del sector energético. Si analizamos el dato anual, todos los sectores presentan tasas anuales negativas, especialmente el de «Bienes de consumo duradero» (−8,0%), «Energía» (-6,2%) y «Bienes intermedios» (-4,3%).
Los datos son mucho más preocupantes si analizamos los índices de indicadores adelantados (PMI) que elaboran otras organizaciones. Porque el retroceso no solamente afecta al sector industrial. Según el S&P Global, el «estancamiento de los nuevos pedidos restringe el aumento de la actividad en el sector servicios» y la confianza en las perspectivas «cae hasta su nivel más bajo en el año 2023 hasta la fecha» en servicios. Adicionalmente, añade que «el sector manufacturero español registró caídas simultáneas de la producción y los nuevos pedidos en septiembre»… y «el empleo también se redujo intensamente, mientras que la confianza en el futuro se mantuvo por debajo de su promedio histórico».
No solamente es el índice de gestores de compras (PMI) y el de producción industrial. El Índice General de Cifra de Negocios de la Industria cae un -5,2% en lo que va de ejercicio hasta el último dato publicado, según la información analizada por la institución estadística.
Todo esto nos muestra que España está sufriendo una depresión industrial, con seis meses de empeoramiento continuado y un debilitamiento generalizado de la industria.
Pedro Sánchez se fijó como objetivo cuando se convirtió en presidente convertir a España en «una potencia industrial, de aquí a diez años» y lo que ha conseguido es desplazar industria y expoliarla. Prometía «una industria 4.0 que nos va a permitir ser más competitivos» y lo único que ha hecho ha sido asfixiar a las empresas a impuestos, cargas burocráticas, trabas administrativas y limitaciones regulatorias.
«Reindustrialización es una palabra que me van a escuchar mucho cuando llegue a la Moncloa» decía el presidente del Gobierno en funciones en 2018, y afirmaba que «necesitamos una España fuerte y para eso necesitamos una industria fuerte».
Retroceso
El tiempo ha pasado y la industria española lleva más de veinte meses en contracción a pesar de la importante inyección de los fondos europeos Next Generation, que han sido despilfarrados en cosas tan importantes como Radiotelevisión Española o inundar de fotocopiadoras en color algunos ministerios. La evidencia empírica es que España solamente ve repuntar los datos de producción industrial cuando el sector energético atiende a las puntas de demanda o se dispara el precio de las materias primas.
Lo triste es que las palabras que he citado de Pedro Sánchez son correctas, pero sus actuaciones hasta este momento van en el sentido contrario.
El Gobierno de Sánchez ha implementado un impuesto injusto y confiscatorio calculado sobre ingresos y no sobre beneficios. En vez de incentivar la inversión en el país, la ha torpedeado, usando argumentos populistas para atacar a las pocas industrias que innovan, invierten y ofrecen soluciones. La inversión extranjera sigue a menos de la mitad de los niveles que registraba en 2018 y cae un 26% en 2023.
Socialismo confiscatorio
La industria española está atacada por el socialismo confiscatorio y extractivo. Las trabas burocráticas y administrativas son inaceptables y desplazan inversión a países más amigables. La fiscalidad es completamente confiscatoria. Cada vez que el Gobierno ve un sector con activos cautivos lo expolia, y el resultado es un desastre. Piensan que las industrias son cajeros automáticos a su servicio. En el caso de la industria de la energía, la cadena de impuestos escondidos en todas las áreas desde generación a distribución y comercial es tan obscena que parece increíble que los ciudadanos españoles lo estén permitiendo.
La oposición debe actuar de manera decisiva y presentar un plan industrial que sea una verdadera alternativa y evite que España se quede sin oportunidades. Por ello debe rechazar y revertir todas las medidas intervencionistas que ha tomado Sánchez sin complejos. España sólo alcanzará su potencial industrial si se elimina el socialismo extractivo. No hay otra opción.
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