UE
Los fondos de recuperación de la UE no son tan verdes: 34.500 millones asignados a la transición ecológica no se usarán para este fin
El Tribunal de Cuentas Europeo pone en duda el grado de ecologismo de los proyectos financiados. Algunos no lo son y otros reciben cuantías más altas de las que luego se destinan en la práctica
"El fondo de recuperación de la UE probablemente no es tan ecológico como se considera", advierte del Tribunal de Cuentas Europeo. Sus auditores avisan de que muchas cantidades del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) de la UE, dotado con 723.800 millones de euros, asociadas a la transición ecológica realmente no conseguirán este objetivo, ya que no todas las medidas clasificadas como "ecológicas" lo son realmente tras ser evaluadas y la inversión real de algunas de ellas es considerablemente inferior a lo inicialmente presupuestado.
En concreto, al menos el 37% de los fondos del MRR deben destinarse a la acción por el clima. La Comisión Europea ha evaluado que, en febrero de 2024, las medidas en apoyo de los objetivos climáticos de la UE ascendían al 42,5% (o 275. 000 millones de euros) de los fondos del MRR. Sin embargo, los auditores advierten de que estas contribuciones podrían estar sobrestimadas en al menos 34.500 millones de euros. Por países, los que tenían estimado un mayor gasto de los fondos vinculado a la contribución climática eran Dinamarca, Malta y Luxemburgo (rozando el 70%), seguidos de Estonia y Eslovenia (en torno al 60%). España, por su parte, rondaba el 40%, cerca del mínimo exigido.
Joëlle Elvinger, miembro del Tribunal responsable del informe, explicó en rueda de prensa que la auditoría llevada a cabo en ha identificado "debilidades" en el diseño e implementación del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), el pilar principal del fondo de recuperación de la UE tras la pandemia. De hecho, en un informe previo, el Tribunal de Cuentas avisó de que sólo se ha usado un tercio de los fondos de recuperación. En concreto, los auditores alertaron del riesgo de que no se usen los fondos a tiempo por los retrasos en los desembolsos y en la ejecución de los proyectos y reclamaron a la UE que implemente mecanismos para que los 27 devuelvan pagos del fondo anticrisis si dejan medidas incompletas.
En materia de transición ecológica, Elvinger se refirió a las "discrepancias entre la planificación y la práctica" e indicó que se dan pocas indicaciones de cuánto dinero se destina directamente a la transición ecológica. El documento asegura que no todas las medidas clasificadas como ecológicas fueron evaluadas y que "no se tienen plenamente en cuenta los importes reales gastados en la acción por el clima en los países de la UE". Los auditores también hallaron insuficiencias en los hitos y objetivos de las acciones para el clima, en la notificación del gasto real y en el respeto al medio ambiente de algunos proyectos.
El informe se refiere a la fórmula del "coeficiente climático" que Bruselas utiliza para calcular el porcentaje de dinero previsto para la "acción por el clima". Las acciones que se considera que contribuyen de forma sustancial reciben un coeficiente del 100%, mientras que las que lo hacen de forma "positiva y no marginal", reciben un coeficiente del 40%, y cuando es una contribución neutral o insignificante, un coeficiente del 0%. "Sin embargo, muchas medidas no eran claras y los auditores observaron que sus contribuciones climáticas estaban sobrestimadas en algunos casos", señala el Tribunal de Cuentas Europeo. Además, tras una inspección minuciosa, la auditoría concluyó que algunos proyectos clasificados como ecológicos carecían de un vínculo directo con la transición ecológica.
Por ejemplo, un proyecto para mejorar la gestión del agua recibió un porcentaje de contribución climática del 40% cuando en realidad los fondos se destinaron a soluciones informáticas para digitalizar el sistema de suministro, por lo que "habría sido más adecuado conferir un porcentaje (...) del 0%". Para evitar estos problemas, los auditores recomiendan que los proyectos para el clima se evalúen con mayor detalle y precisión. Además, pide reevaluar los coeficientes asignados a tres tipos de proyectos: la construcción de edificios nuevos con alta eficiencia, con un coeficiente climático del 40% y que considera que debería ser del 0% porque al ser edificios nuevos no hay ahorros energéticos, y a las infraestructuras ferroviarias y a las redes eléctricas, con coeficientes del 100%, que reclama que se rebajen al 40%.
Otro problema es que los países presentan en sus planes estimaciones de costes para alcanzar los objetivos de gasto relacionados con el clima que se verifican con anterioridad pero no después de su aplicación, cuando los costes reales pueden diferir de las estimaciones. Para resolverlo, los auditores sugieren reforzar los vínculos entre los futuros instrumentos y los objetivos climáticos, y que se recopile y publique una contabilidad completa del dinero gastado.
La Comisión Europea tomó nota de las recomendaciones y valoró que el Tribunal de Cuentas reconozca que el MRR "contribuye a la transición ecológica de la UE (...) al instar a los Estados miembros a incluir medidas climáticas sustanciales en sus planes de recuperación". No obstante, precisó que algunas críticas expresadas "se refieren a aspectos que van más allá" de la legislación aplicable. Sobre la petición a la Comisión de publicar datos sobre el gasto real, Bruselas recuerda que el Reglamento del MRR no incluye esa exigencia.
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