Banca

El fracaso de la opa hostil de BBVA demuestra que no es el camino correcto hacia la concentración bancaria

El peso de los minoritarios en el accionariado, la burocracia, las sensibilidades políticas, un enfoque fallido y una oferta insuficiente han descarrilado la operación del BBVA

El sistema bancario europeo tiene claro que necesita ganar peso y cuerpo para competir con la escalada de tamaño que rigen los pasos de los gigantes financieros estadounidenses y chinos. Desde la UE insisten en que las entidades del Viejo Continente deben afrontar una consolidación bancaria más fuerte y más rápida, que consideran especialmente urgente en España. Pero el fracaso de la opa del BBVA sobre el Sabadell ha parado en seco esta concentración bancaria, de la que al menos se ha sacado la conclusión de que lanzar una opa hostil no parece el camino correcto. Además de por el enfoque fallido y de una oferta insuficiente, la causa es que el elevado peso de los minoritarios en la estructura accionarial, el entorno regulatorio, la burocracia y las distintas sensibilidades políticas tampoco ayudan a cerrar este tipo de operaciones, ya que cualquier integración de gran tamaño requiere consensos amplios y el permiso político.

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El nuevo escenario que sale del fracaso del BBVA derivará en tácticas más selectivas, alianzas estratégicas y operaciones acordadas previamente, evitando movimientos forzados y sin consenso previo. Por eso, este revés de BBVA enfría las expectativas de consolidación rápida del sistema bancario y podría elevar el listón para futuras operaciones forzadas, que para que lleguen a un final positivo debe contar previamente con el apoyo del consejo de administración de la compañía opada, algo que no calibró bien el BBVA.

El propio presidente de la entidad reconoció ayer el «inesperado» resultado de la opa, ya que hace apenas unas semanas estaba «absolutamente convencido» de que la opa triunfaría y que el BBVA superaría claramente el 50% del capital. Sin embargo, la realidad ha sido bien distinta y ha dejado claro que no habían calibrado sus opciones con exactitud. Torres confesó ante la Prensa que sus estimaciones eran de una «aceptación superior» a la que se ha producido y, por eso, reconoció su sorpresa por el resultado final, que contaba con la aceptación de fondos de inversión institucionales e incluía las de los accionistas del Sabadell cuyos títulos estaban depositados en el BBVA, que lograron un apoyo superior al 50%. «La expectativa de una segunda opa ha demostrado ser falsa y eso ha podido condicionar el resultado final contrario».

Torres también criticó la actual normativa sobre las opa, que aseguró «necesita un refresco porque se ha comprobado que determinados artículos no son suficientemente claros, están sujetos a interpretaciones y tienen muchas ambigüedades. Todo no está previsto y convendría revisarla». Misma versión que tuvo ayer la patronal catalana, Foment del Treball. Su presidente, Josep Sánchez Llibre, pidió al Gobierno que se modifique la ley de opa para que sea «más eficiente», tras recordar que la del Sabadell ha durado 18 meses, algo que «no puede ser, porque ha provocado que los dos bancos perdieran consistencia, eficiencia y oportunidades de negocio. El Gobierno debe adecuar la legislación actual al siglo XXI».

Tampoco hay que perder de vista que la Comisión Europea, que aclaró ayer que sigue adelante con el expediente sancionador abierto contra España por los poderes discrecionales que la legislación española otorga al Gobierno para poder frenar ese tipo de operaciones, aunque el procedimiento examina la ley y no el caso específico del BBVA. «La clave es que cuando la Comisión inició el procedimiento de infracción fue en relación a determinadas disposiciones de la ley española que, estimamos, infringe el Derecho comunitario. La norma española afecta a las competencias exclusivas» del Banco Central Europeo», manifestó ayer la Comisión. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, se mantiene tranquilo pese a este expediente y aseguró que no cree que las condiciones impuestas por el Gobierno a la opa hayan llevado al fracaso de la operación y avanzó que explicará a la Comisión que el procedimiento seguido es «plenamente compatible con la legislación europea».

Los que sí se mostraron exultantes fueron el presidente del Sabadell, Josep Oliu, y el consejero delegado, César González-Bueno, que manifestaron su satisfacción por el fracaso de la opa porque la entidad catalana generará «más valor por separado. Ha sido la mejor salida para todos y se ha conseguido gracias al apoyo mayoritario e inquebrantable de nuestros accionistas, clientes y sociedad en general, que ha avalado nuestro proyecto en solitario».